jueves, 21 de enero de 2010

Todo se mueve, nada cambia

Llegado el mes de enero, se confirma el hundimiento del Real Zaragoza, culpa de la mala gestión que el club realizó el pasado verano y que dio como fruto una plantilla incapacitada para competir en Primera División. En pocos meses, los máximos responsables han pasado de defender que el Real Zaragoza tenía potencial para quedar entre los diez primeros de la Liga, a deshacerse de medio equipo titular. La desesperación ha propiciado un violento reajuste de la plantilla, algo pocas veces visto en el fútbol de élite a estas alturas de temporada. Seguramente, la única forma de intentar contrarrestar una situación insostenible y abocada, de nuevo, al fracaso.

Ahora, está por demostrar si los futbolistas que llegan tienen la categoría y la implicación necesarias para lograr en la segunda vuelta, casi el doble de puntos que se han conseguido hasta ahora. También está por ver si José Aurelio Gay está capacitado para enderezar el rumbo de este trasatlántico a la deriva llamado Real Zaragoza. De momento, tras cuatro jornadas en el banquillo, ha generado dudas más que razonables. Y vienen dos partidos fuera de casa en los que deberán llegar resultados, o su viaje puede terminar antes de tiempo.

En medio de todo este caos, van pasando de puntillas las jornadas de Liga y las derrotas, que al final son lo único que importa. El Real Zaragoza ni gana, ni mejora. En los últimos partidos, el equipo ha recibido menos goles, pero apenas genera ocasiones de peligro. Dos puntos de doce posibles, y algunos de ellos ante rivales directos (como Espanyol o Xerez), no hacen sino agravar todavía más la situación. Cada jornada que pasa, el Real Zaragoza se aleja más de la salvación.

A pesar de que los máximos responsables del club quieran limpiar su dañada imagen a toda costa, no recuperarán su credibilidad mientras no lleguen los buenos resultados. Y aún así, ya veremos, porque no tiene pinta. Es difícil que la gente se olvide de todo el sufrimiento que han padecido en los últimos años por su culpa. Durante las últimas semanas, el club ha intentado acercarse a la afición con medidas más superficiales que efectivas. Por ejemplo, la puesta en marcha de “La Hoja Deportiva”, que nace, según el club, para servir de vínculo informativo con la afición. Un instrumento más de propaganda que intenta mejorar la imagen de los que al final, son los máximos responsables de esta gravísima situación. El primer número de la revista nos deleita con un monográfico sobre Agapito Iglesias (qué majo sale en las fotos…), quien primero en una carta, y después mediante la transcripción de su encuentro con las peñas, ofrece una peculiar imagen de humildad, que consiste en pedir perdón echando la culpa a los demás. Charlas con los aficionados, entrevistas (aunque no en todos los medios de comunicación) y publicaciones tratando de justificar lo injustificable.

Da la impresión de que todo es más sencillo. Lo único que quieren los aficionados es volverse a sentir orgullosos de su equipo y que cada fin de semana no se convierta en un motivo más de enfado y decepción. Seguro que muchos, la mayoría, cambiaría tanta palabrería y tanto SMS por que las personas que dirigen el Real Zaragoza acertara en sus decisiones, de una vez por todas.