viernes, 26 de febrero de 2010

¿Efecto gaseosa?

Es el temor que tiene ahora mismo cualquier aficionado del Real Zaragoza. ¿La remontada contra el Tenerife y la victoria contra el Sevilla, fueron un punto de inflexión en la trayectoria del equipo, o sólo una reacción aislada y puntual? El Real Zaragoza realizó el mejor partido de la temporada ante el conjunto andaluz, en la Romareda. Con buen fútbol y ante un rival de entidad, dio continuidad a la remontada de Tenerife, que se produjo de una forma más espectacular que sólida. En ese momento, muchos pensaron que el Real Zaragoza iba a dar un salto en la clasificación, impulsado por sus nuevos fichajes. Pero los dos últimos partidos han sacado al conjunto aragonés de su sueño y le han vuelto a colocar en la boca del lobo. Está fuera de la zona de descenso, pero sus rivales directos se alejan todavía más y el grupo de equipos que pelea por la salvación se reduce. Mal asunto.

El Real Zaragoza lleva dos semanas fallando ante rivales directos. La imagen en el partido ante el Valladolid no fue mala. De hecho, el equipo aragonés logró un punto a pesar de jugar con un futbolista menos durante casi media hora. El verdadero golpe llegó tras la derrota contra el Sporting. Era entonces cuando el Real Zaragoza debería haber ofrecido una imagen contundente y fiable, ante un rival que estaba a solo un paso de caer al barro de la lucha por la permanencia. Pero no fue así. El equipo aragonés volvió a recordar al viejo Real Zaragoza, al de antes de que llegaran los siete fichajes de invierno. Sin fútbol, sin ideas y sin carácter ganador.

Ahora, el equipo aragonés vuelve a tener los pies en el suelo. Parece increíble que en la actual situación, en la que el Real Zaragoza apenas está empezando a resolver sus problemas, los futbolistas pudieran confiarse, que bajaran los brazos, gesto inequívoco de suficiencia. Seguramente, los jugadores lo harían de forma inconsciente. Pero lo hicieron, y su entrenador reconoció que el equipo no salió al césped con la actitud más adecuada. Ahora, el Real Zaragoza está obligado a ganar en Getafe. Los tres puntos que se esfumaron ante el Sporting tienen que llegar por otro lado, porque el equipo aragonés tiene que ganar siete partidos más para lograr la salvación, y son muchos.

sábado, 6 de febrero de 2010

Parches sin tela

Decía César Lainez en la tertulia del programa ‘Aragón Deporte’ de Aragón Radio, que no entendía cómo el Real Zaragoza podía fichar a siete futbolistas en el mercado de invierno sin tener dinero. Cómo se podía permitir poner tantos parches sobre los agujeros de su deshilada plantilla. Parches, sin tela. Para el común de los mortales, la economía del fútbol es todo un misterio. Es difícil hacerse una idea de los entresijos que se esconden detrás de las negociaciones por los traspasos de jugadores, y de las piruetas que un club de fútbol es capaz de dar para incorporar futbolistas, a pesar de encontrarse en plena crisis económica y de arrastrar una deuda de más de 70 millones de euros. Cosas del fútbol.

El caso es que, afortunadamente, el Real Zaragoza ha podido incorporar a varios jugadores que vienen a aumentar el paupérrimo nivel del equipo. Es la única oportunidad que tenían los máximos responsables del club de tratar de corregir su negligente planificación deportiva del pasado verano. Por su culpa, y por la del ex entrenador al que encomendaron la función de permanecer al frente del equipo, el Real Zaragoza se dirigía de cabeza a Segunda División. Y no se engañen, todavía está por ver que este brusco volantazo invernal sea suficiente para evitar el trompazo. Esta huída hacia adelante del club representa un arma de doble filo. Las posiciones que se han cubierto en este mercado, así como las salidas que se han producido, eran imprescindibles para mantener la categoría. Lo que ocurre es que todo cambio drástico necesita un tiempo de adaptación, tiempo, que en el caso del Real Zaragoza, a estas alturas de la temporada y en plena competición, no existe. El entrenador, José Aurelio Gay, está obligado a cambiar varias piezas importantes de su motor sin que ninguna chirríe, y además, ganar la carrera. Sin margen de error. Es arriesgado, pero la única posible solución a la dramática situación a la que ha llegado el Real Zaragoza, tras el ineficaz trabajo de sus gestores.

Y buscando el lado positivo de las cosas, algo imprescindible, al menos, para mantener la higiene mental, la afición del Real Zaragoza se agarra a la reacción de Tenerife para recuperar la fe. Apenas fueron siete minutos, pero los tres goles que supusieron la remontada, dentro de una segunda parte aceptable del equipo, espoleó la ilusión, hasta de los más pesimistas. Los nuevos han venido para sumar. Ahora, el Real Zaragoza tiene recursos de los que carecía desde que empezó la temporada. La calidad de Colunga, la velocidad de Eliseu, la constante amenaza de Suazo o la contundencia defensiva de Contini son buenos argumentos. De cara al futuro, será muy importante la calidad profesional de todos los recién llegados, especialmente de los cedidos y de los que sólo han fichado para jugar durante los próximos cuatro meses. Ojalá que esta vez sí, las cabezas pensantes del Real Zaragoza hayan acertado.