martes, 19 de octubre de 2010

Tres tristes puntos

El Real Zaragoza tiene un pie en Segunda División. Sin paños calientes, para que no haya dudas. Los siete primeros partidos de la temporada han sido suficientes para dejar en evidencia al equipo aragonés y para demostrar que la plantilla de jugadores que diseñaron Agapito Iglesias, Antonio Prieto y Pedro Herrera, no está capacitada para competir en Primera División. Siete jornadas sin ganar, 3 puntos de 21 posibles, y lo que es peor, el Real Zaragoza ofrece una imagen de equipo vencido, hundido, sin recursos, ni capacidad de mejora. Durante los partidos, este Real Zaragoza sólo puede aspirar a mantener el empate a cero durante el mayor número de minutos posible -normalmente, no supera el primer cuarto de hora sin recibir ningún gol-, y esperar algún acierto de cara a la portería contraria, que sólo llega cuando el encuentro está sentenciado, y el rival, casi camino de las duchas. Eso no es competir, es arrastrarse por los campos de fútbol y hacer el ridículo, semana tras semana. La sensación de inferioridad del Real Zaragoza es atroz.

Y la próxima jornada llega el F. C. Barcelona. Un equipo que parece de otro planeta, aunque más irregular que en épocas anteriores. Dominador absoluto de la pelota, pero en ocasiones, se atasca a la hora de encontrar el camino del gol, cuando se enfrenta a una defensa sobresaturada, intensa y bien colocada, lo que ya le ha costado algún punto en este arranque liguero. Pero sin duda, es un equipo que puede destrozar a su rival en apenas unos minutos. Las opciones del Real Zaragoza de lograr algo positivo pasarán por repetir, con precisión matemática, lo que han sido capaces de lograr otros equipos esta campaña, como el Mallorca o el Hércules. Defender juntos, máxima concentración, solidaridad en el trabajo y no cometer errores. Tratar de agotar la paciencia del Barcelona y provocar algún contraataque peligroso. Está por ver que el Real Zaragoza sea capaz de jugar durante 90 minutos con el alto nivel competitivo que exige el Barcelona. Lo que está claro, es que si el equipo aragonés no cambia su versión, puede salir goleado de La Romareda, lo que en el fondo, y lamentablemente, no sería más que un doloroso episodio más en esta tediosa travesía en el desierto, en la que se ha convertido la Liga. La situación del club aragonés es tan desoladora que sólo un milagro puede cambiarla. Un milagro, como que el próximo sábado, el Real Zaragoza sea capaz de puntuar contra el actual campeón de Liga y uno de los mejores equipos de la historia moderna del fútbol, el Barcelona. ¿Usted cree en los milagros?