martes, 28 de diciembre de 2010

El Zaragoza, ante su mes clave

Comienza la cuesta de enero más empinada que nunca para el Real Zaragoza. El equipo aragonés, colista de Primera División con diez puntos en dieciséis jornadas, afronta el reto de lograr la permanencia en la segunda parte del campeonato, con más dificultades, si cabe, que el año pasado. De ahora en adelante, el Real Zaragoza estará obligado a sumar, al menos, diez victorias, o su equivalente en puntos. Un desafío desorbitado, teniendo en cuenta el escaso potencial que el equipo ha demostrado hasta el momento.

El conjunto aragonés recibirá el lunes a la Real Sociedad, un recién ascendido que, en principio, debería ser un rival directo por la permanencia, pero que el buen rendimiento que está ofreciendo su plantilla, compensada y con mucha calidad en alguno de sus jugadores, le mantiene mucho más cerca de los puestos europeos que de los de descenso. Es cierto que la Real baja sus prestaciones fuera de casa (ha ganado dos partidos y ha perdido cinco), pero aún así, es un rival complicado que sabe explotar muy bien sus recursos. Tiene gol y es capaz de desbordar en el centro del campo por calidad, precisamente, dos de las grandes carencias del Real Zaragoza. Diferencias entre el último clasificado de la Liga y un equipo vivo, ilusionado, con opciones de hacer una temporada notable en su regreso a la máxima categoría.

Y una vez superado este partido, en el que el Real Zaragoza debería dar el primer paso para resucitar con el año nuevo, llegará la visita a Cornellá. El Espanyol lo ha ganado todo en su campo, excepto el partido ante el Barcelona. Será un preámbulo de una dificultad extrema, antes de afrontar los tres partidos que, seguro, determinarán el futuro del equipo aragonés en Primera División. Las visitas consecutivas del Levante y del Deportivo, y el viaje a Málaga que cerrará el mes de enero, pueden causar que el Real Zaragoza abandone la zona de descenso, o que se hunda de forma casi definitiva, si no da la talla. Enfrentamientos directos en los que el perdedor, se convertirá en el máximo candidato a descender a Segunda División. La situación es extrema, y como tal, obliga al Real Zaragoza a ganar al Levante, al Deportivo y al Málaga (que con sus últimos fichajes, será un equipo más potente que el que goleó en La Romareda). Puntar ante la Real y una previsible derrota contra el Espanyol cerraría el mes de enero con un saldo de 10 puntos, lo que supondría igualar en cinco jornadas, lo que el equipo ha logrado en todo lo que llevamos de temporada. Cuentas, posiblemente, muy ambiciosas, pero necesarias para mantener la esperanza de un Real Zaragoza en Primera División. Es lo que hay.

martes, 23 de noviembre de 2010

La cruda realidad

Después de la llegada de Javier Aguirre al banquillo, los sufridores zaragocistas entraron en un estado de relativo optimismo, en un efecto placebo, que a algunos, les llevó a soñar con una mejora inmediata del equipo. Con un entrenador experimentado, con carácter, con las ideas claras y avalado por sus éxitos en el pasado, que pudiera sacar al Real Zaragoza de la miseria en sólo unos días. Y eso es imposible. No es que Javier Aguirre no esté capacitado para lograr la permanencia con el Real Zaragoza, ni mucho menos, pero está claro que va a necesitar mucho tiempo de trabajo y darle más de una vuelta al equipo titular que trajo en la cabeza desde el primer día, porque como él mismo pudo comprobar en Getafe, hay pocas opciones de sobrevivir en la guerra, si luchas con pistolas de agua.

En el Coliseo Alfonso Pérez, más de lo mismo. El Real Zaragoza volvió a ser un equipo inseguro en defensa, inofensivo en ataque y lento hasta la saciedad en todos sus movimientos. Sólo Bertolo, indiscutible en este equipo, fue capaz de dar verticalidad al juego cansino y falto de ritmo del Real Zaragoza. Realidad, sólo hay una. Y ésta dice que el equipo aragonés ha pasado diez jornadas en la zona de descenso, algo que no ocurría desde hacía más de treinta años. El cambio en el banquillo era necesario y el perfil de Aguirre es, seguramente, adecuado para tomar las riendas. Pero el equipo debe ganar tres partidos en lo que queda de primera vuelta para mantenerse vivo. Y claro, con el nuevo año, deben llegar refuerzos. Lo ideal, uno por línea. Lo imprescindible, un delantero que sepa marcar goles, obvio.

Y así las cosas, el próximo sábado visitará La Romareda el líder de "la otra Liga". Esa en la que no están ni el Real Madrid ni el Barcelona, pendientes de sus ombligos en otra dimensión. Tras ellos, el Villarreal es el equipo que mejor juega con la pelota y el que más goles marca. Una defensa sólida, un centro del campo de fútbol total y un ataque de ensueño. El talento de Cazorla, Cani, Borja, Senna, Rossi o Nilmar, junto al equilibrio que aportan Bruno, Marchena o Gonzalo (Capdevila, lesionado, no jugará en La Romareda). Un equipazo con mayúsculas que se muestra letal ante los errores del adversario y que no ofrece facilidades en defensa. Afortunadamente, en "la otra Liga", la de este planeta, la de los futbolistas de carne y hueso, no hay equipos invencibles. El Villarreal pierde fuerza lejos del Madrigal -no ha ganado en sus tres últimos desplazamientos en la Liga- y la necesidad del Real Zaragoza debería ser un buen aliciente para intimidar a un rival, al que por calidad, será muy complicado superar.

lunes, 8 de noviembre de 2010

¡Viven!

Fue de penalti en el último segundo y después de una angustiosa remontada. Los corazones zaragocistas se aceleraron hasta explotar en un grito desgarrador que significaba el gol de la victoria, la primera de la temporada. Ante el Mallorca, el Real Zaragoza pudo dar el primer paso hacia la salvación. El camino será duro y peligroso, pero el equipo aragonés salió victorioso de un combate a vida muerte, que debe impulsarle a conseguir su objetivo. El futuro del Real Zaragoza depende de su permanencia en Primera División, y en las últimas dos jornadas, los futbolistas se han entregado al máximo para convencer a su afición, y a ellos mismos, de que son capaces de lograrlo, a pesar de todas las dificultades.

No cometeremos el error de pensar que, desde ahora, el camino de la salvación será fácil. Las carencias de la plantilla son muy grandes, y por supuesto, los partidos seguirán condicionados por la enorme falta de gol del equipo o la escasa de velocidad de sus centrales. Pero sin duda, el sistema que ha puesto en práctica el entrenador en los últimos partidos, ha potenciado los valores del equipo. La línea de cinco defensas disimula las carencias de los zagueros. Las aportaciones de Jorge López y Lafita están siendo notabilísimas con la nueva distribución. José Aurelio Gay todavía tiene que afinar varias cosas –a pesar de defender con cinco jugadores, el Real Zaragoza sigue recibiendo demasiados goles- pero de esta forma, el equipo compite, y por fin, gana.

El Real Zaragoza le quitó las telas de araña a sus aficionados con la primera victoria de la temporada, y el próximo domingo, volverá a salir a La Romareda con la obligación de sumar los tres puntos, sin importar la entidad del rival. El Sevilla tiene una plantilla muy superior a la del Real Zaragoza, como la mayoría de los equipos de Primera División. Pero en casa, en plena efervescencia y con el viento a favor, el conjunto aragonés puede lograr algo positivo. Los puestos de permanencia están a sólo dos puntos de distancia y la situación no le permite dar un paso atrás. Poco a poco, haciéndose fuerte en casa, el Real Zaragoza debe consolidar este nuevo equipo que ha renacido de sus cenizas y que con esfuerzo y sacrificio, se ha ganado el derecho a creer en sí mismo.

martes, 2 de noviembre de 2010

La hora de la verdad

Está claro que algo cambió sobre el césped de Mestalla. Si bien, la situación del Real Zaragoza sigue siendo extremadamente preocupante -es colista, con 4 puntos de 27 posibles, y es el único equipo de Primera División que todavía no ha ganado- por primera vez, ante el Valencia, el conjunto aragonés compitió, generó ocasiones de gol, anuló la capacidad ofensiva de su rival e hizo méritos para ganar el partido. La falta de puntería (una vez más) y la desastrosa actuación del árbitro impidieron al Real Zaragoza sumar tres puntos que necesitaba y que sigue necesitando, con más urgencia si cabe.

Pero todas esas buenas sensaciones deben estar acompañadas de resultados. Si no, el Real Zaragoza retrocederá sobre sus propios pasos y volverá a caerse al pozo, lo que supondría un golpe de terribles consecuencias, entre ellas, la condena definitiva del entrenador, José Aurelio Gay. Y el momento de demostrar que este equipo puede renacer de sus cenizas es ahora. La primera victoria no puede tardar más en llegar. Ahora o nunca, el Real Zaragoza debe demostrar que los motivos para creer en su remontada son reales y consistentes, no sólo un espejismo.

Con el nuevo sistema de cinco defensas, el Real Zaragoza se siente más cómodo. Se tapan las muchas carencias del equipo y resaltan sus pocas virtudes. No sólo defiende mejor, sino que además, maneja la pelota con más intención –dentro de la limitada calidad del centro del campo- y llega al ataque con más peligro. La falta de un delantero de referencia complica mucho el éxito del conjunto aragonés, pero al menos, ahora, existe algo a lo que el Real Zaragoza se puede agarrar para comenzar su escalada.

Uno de los jugadores más beneficiados por este nuevo sistema es Ángel Lafita. Cuando actúa como segundo punta, el juego del canterano del Real Zaragoza recupera sus sentido y la alegría. Su labor de enganche entre el centro del campo y el delantero fue excepcional en Mestalla. El siguiente paso es dar continuidad a este rendimiento y adquirir responsabilidad goleadora. Un duro camino para Lafita, que si logra recorrerlo con éxito, puede convertirse en uno de los pilares fundamentales del equipo.

martes, 19 de octubre de 2010

Tres tristes puntos

El Real Zaragoza tiene un pie en Segunda División. Sin paños calientes, para que no haya dudas. Los siete primeros partidos de la temporada han sido suficientes para dejar en evidencia al equipo aragonés y para demostrar que la plantilla de jugadores que diseñaron Agapito Iglesias, Antonio Prieto y Pedro Herrera, no está capacitada para competir en Primera División. Siete jornadas sin ganar, 3 puntos de 21 posibles, y lo que es peor, el Real Zaragoza ofrece una imagen de equipo vencido, hundido, sin recursos, ni capacidad de mejora. Durante los partidos, este Real Zaragoza sólo puede aspirar a mantener el empate a cero durante el mayor número de minutos posible -normalmente, no supera el primer cuarto de hora sin recibir ningún gol-, y esperar algún acierto de cara a la portería contraria, que sólo llega cuando el encuentro está sentenciado, y el rival, casi camino de las duchas. Eso no es competir, es arrastrarse por los campos de fútbol y hacer el ridículo, semana tras semana. La sensación de inferioridad del Real Zaragoza es atroz.

Y la próxima jornada llega el F. C. Barcelona. Un equipo que parece de otro planeta, aunque más irregular que en épocas anteriores. Dominador absoluto de la pelota, pero en ocasiones, se atasca a la hora de encontrar el camino del gol, cuando se enfrenta a una defensa sobresaturada, intensa y bien colocada, lo que ya le ha costado algún punto en este arranque liguero. Pero sin duda, es un equipo que puede destrozar a su rival en apenas unos minutos. Las opciones del Real Zaragoza de lograr algo positivo pasarán por repetir, con precisión matemática, lo que han sido capaces de lograr otros equipos esta campaña, como el Mallorca o el Hércules. Defender juntos, máxima concentración, solidaridad en el trabajo y no cometer errores. Tratar de agotar la paciencia del Barcelona y provocar algún contraataque peligroso. Está por ver que el Real Zaragoza sea capaz de jugar durante 90 minutos con el alto nivel competitivo que exige el Barcelona. Lo que está claro, es que si el equipo aragonés no cambia su versión, puede salir goleado de La Romareda, lo que en el fondo, y lamentablemente, no sería más que un doloroso episodio más en esta tediosa travesía en el desierto, en la que se ha convertido la Liga. La situación del club aragonés es tan desoladora que sólo un milagro puede cambiarla. Un milagro, como que el próximo sábado, el Real Zaragoza sea capaz de puntuar contra el actual campeón de Liga y uno de los mejores equipos de la historia moderna del fútbol, el Barcelona. ¿Usted cree en los milagros?

martes, 28 de septiembre de 2010

¿Se puede ganar sin delanteros?

Una vez disputadas las primeras jornadas de Liga, cunde el desánimo en el entorno del Real Zaragoza y en el propio equipo, aunque se intente disimular. Y no es para menos. A pesar de que el campeonato sólo acaba de comenzar, todas las señales apuntan a Segunda División. Y lo más preocupante no es que el Real Zaragoza todavía no haya ganado ningún partido, ni que sólo haya conseguido batir la portería rival en un encuentro, cuando perdía por 0-5, por cierto. Lo más grave es que, jornada tras jornada, observamos como los futbolistas dan todo lo que tienen sobre el césped y nunca es suficiente. No hay más. La capacidad de mejora del equipo es mínima, porque el problema del Real Zaragoza no es el bajo rendimiento de sus jugadores, sino la falta de potencial de una plantilla que no está capacitada, hoy por hoy, para competir en Primera División. El único recurso del equipo durante los partidos es tratar de aguantar el empate a cero durante el mayor número de minutos posible y confiar en que sus delanteros, los más ineficaces de la Liga, sí que acierten esta vez.

Aún así, haríamos mal en culpar a Marco Pérez o a Sinama Pongolle de la inoperancia del Real Zaragoza en ataque. Fueron los máximos responsables del club los que decidieron que estos futbolistas estaban capacitados para jugar en el Real Zaragoza, los que diseñaron de forma deficiente la plantilla, y los que han hipotecado, con sus torpes decisiones, el futuro deportivo y económico del Real Zaragoza. Al fin y al cabo, nadie puede poner en entredicho el esfuerzo de los futbolistas del equipo aragonés. No es un problema de falta de sacrificio físico ni de implicación, sino de aptitud. Lo que ocurre es que el Real Zaragoza posee un nivel que no está a la altura de la Liga española. Marco Pérez es un futbolista muy joven, inexperto, que se estrena en el fútbol europeo, y cuyo rol en una plantilla de Primera División bien planificada debería ser prácticamente intrascendente.

Una cosa es apostar por un jugador desconocido, que suponga un gasto mínimo para el club, para ir introduciéndolo, de forma gradual y responsable, en el fútbol de máximo nivel, y otra cosa es que la descerebrada planificación deportiva dé como resultado una plantilla tan limitada, que Marco Pérez acabe siendo el delantero titular del Real Zaragoza en el Vicente Calderón. Es de locos. Y en cuanto a Sinama Pongolle, sólo hace falta comprobar su nulo rendimiento durante las dos últimas temporadas, tanto en el Atlético de Madrid como en el Sporting de Portugal, algo que ya se sabía cuando el Director Deportivo, Antonio Prieto, cerró su contratación. Luego, no debería sorprendernos que el Real Zaragoza produzca risa -literalmente- cuando intenta finalizar una jugada de gol. El verdadero problema es la terrible gestión deportiva y económica del club, que han convertido al Real Zaragoza en un vagabundo de Primera División, incapaz de competir con dignidad, ni en el terreno de juego, ni en el mercado.

martes, 7 de septiembre de 2010

La carrera ha comenzado

El estreno del Real Zaragoza en la Liga ha venido inevitablemente marcado por el descontento general que ha causado en los aficionados la mala gestión económica y deportiva del club, pero que afortunadamente, no ha liquidado, todavía, las ganas de la gente de luchar junto a su equipo. Porque a pesar de que en los últimos años, el Real Zaragoza se ha convertido en una institución menor en el panorama deportivo de nuestro país y en un equipo abocado a luchar permanente en el barro, la afición sabe diferenciar, a la hora de pedir responsabilidades, entre los que ven el partido sentados en el palco y los que sudan sobre el césped. Y allí, en el campo de batalla, sí que va a encontrar compromiso y trabajo. Una plantilla de jugadores corta y con muchas carencias, pero entregada, bien dirigida y que ha asumido perfectamente la idea del cuerpo técnico. Solidaridad, concentración y trabajo en equipo. Es la única forma de que este Real Zaragoza, escaso de talento pero sobrado de fuerza y disciplina, salga airoso de la cruel guerra por la permanencia. Y eso, gracias a los técnicos, encabezados por Gay y Nayim, que como recuperados de un pasado glorioso que ya huele a naftalina, han tomado las riendas del equipo para ayudarle a sobrevivir, a pesar de las muchas dificultades que se van a encontrar, por culpa, otra vez, de una planificación deportiva deficiente. Tras otro verano plagado de negociaciones fallidas, errores torpemente justificados e ilusiones rotas, la credibilidad y la imagen de los que toman las decisiones se desgastan, cada vez más y sin remedio.

Si usted se pregunta quién va a marcar los goles en el Real Zaragoza, o está preocupado por cómo rendirá la defensa cuando algún contratiempo saque del equipo a alguno de los cuatro zagueros titulares, e incluso siente cierta resignación porque no ve en la plantilla a ningún jugador capaz de crear ese fútbol de toque que tanto le gusta, tiene toda la razón. Porque la realidad es la que es, y ni las excusas ni las medias verdades pueden cambiarla. Pero aún así, amigo mío, sólo tiene dos opciones. O abandona el barco y se desentiende del fútbol y del Real Zaragoza (algo que su corazón no le va a permitir), o trata de hacer un ejercicio de optimismo y de auto convencimiento, aunque sólo sea para compensar la mala leche que se le pone cada vez que se gira al palco antes de los partidos. Mire al frente, al césped. Seguramente, en ese momento, el equipo estará calentando. Sonará la atronadora música procedente de la megafonía del estadio, notará el olor a hierba húmeda, mezclado con el humo del puro de su vecino de butaca. Es tarde de fútbol. Echará un vistazo a los jugadores rivales. "Pues tampoco son gran cosa", pensará en la mayoría de los casos. Y nosotros tenemos el talento de Ander, la chispa de Bertolo, el sacrificio de Gabi, la seguridad defensiva de Contini y Jarosik y sobre todo, unos técnicos capaces de instruir a su equipo para sobrevivir en la trinchera, y de luchar hasta el agotamiento para recuperar la dignidad de una camiseta que sienten como suya, porque lo es. Ellos, junto a la afición, verdadero y casi único patrimonio del Real Zaragoza, deben mirar hacia adelante, y enfrentarse a los errores de los que con su gestión, están desintegrando el espíritu del Real Zaragoza. Así de injusto, pero es el único camino. El de superar esta temporada, y la siguiente, y la de después... Una detrás de otra, siempre en Primera División, hasta que quizá, algún día, el tiempo le conceda al Real Zaragoza, a lo que antes era una institución grande, seria y respetada, la oportunidad de renacer de sus cenizas.

viernes, 16 de julio de 2010

¿Dónde estabas tú?

11 de julio de 2010. Nunca olvidaremos dónde vivimos la final del Mundial, ni con quién compartimos la alegría más grande de la historia del Deporte español, cuando Iker Casillas levantó la dorada Copa del Mundo al cielo de Johannesburgo. Quién fue el que más gritó con el gol de Iniesta, el que nos dio el primer abrazo, al que se le escaparon las lágrimas, o al que, con la cabeza entre las manos y los ojos como platos, no paraba de repetir, en voz baja, “somos campeones del Mundo”, en un ejercicio de auto convencimiento. A qué ser querido llamamos nada más terminar el partido, y quién nos envió el primer mensaje. Con los grandes éxitos, es inevitable mirar al pasado. Y con el recuerdo, llega la nostalgia. Y nos acordamos también de los que echamos de menos esa noche, de los que se fueron sin vivir un éxito tan bonito, tras décadas y décadas de sufrir con su equipo, con el equipo de todos. Y también de los amigos con los que compartimos decepciones años atrás. En mi caso, del puñado de compañeros de profesión que continúan trabajando en Madrid, y que muchos de ellos, me cuentan cómo tuvieron la suerte de vivir aquella mágica noche en Sudáfrica.

Siempre recordaremos esa sensación de caminar dos palmos por encima del suelo, flotando, como en los sueños. La inexplicable impresión de que los problemas desaparecen, de que las preocupaciones se esfuman. Sabíamos que mañana volverían, pero no importaba. Es un fenómeno irracional, inexplicable, pero es así. El ser humano es así. Y el fútbol, también. No hay nada, ninguna otra cosa en este mundo, cada vez más vacío, individualista y desarraigado, que pueda unir a tantas personas como lo hizo la selección española campeona del Mundo. Dejando a un lado a la minoría obsesionada por crispar al personal (tanto a los intransigentes de la bandera como a los que aprovechan los éxitos deportivos para ensalzar su nacionalismo rancio y trasnochado), millones y millones de personas salimos a la calle por la misma razón. Y esta vez, por un motivo feliz, de celebración.

La España campeona del Mundo no sólo pasará a la historia del fútbol por su victoria en la final ante Holanda, sino por su estilo, su esencia. Su carácter ganador, sólo concebido en el camino del juego ofensivo, de combinación, limpio, sincero. Capaz de levantarse una y otra vez, y de hacer frente, en la primera final de un Mundial de su historia, a un rival que encontró en la violencia la única forma de defenderse. Fútbol y sólo fútbol. Así ganamos la Copa del Mundo, y así lo contaremos año tras año, generación tras generación. La Brasil del 70, la ‘naranja mecánica’ de Cruyff, la Alemania de Beckembauer o la Argentina del 86, ya tienen a un nuevo compañero en la vitrina del mejor fútbol del mundo. Un éxito reconocido por todo el planeta y que nunca morirá.

También es el éxito de la humildad, del trabajo y de la discreción. De don Vicente del Bosque, entrenador. Nunca cedió a las presiones de los sabelotodos del fútbol, cuando la selección española perdió el primer partido del Mundial. Mantuvo su estilo de juego y la confianza en los jugadores directamente señalados como responsables de la derrota. Sus decisiones desde el banquillo, firmes y con la clarividencia que tienen los genios, llevaron a España a lograr el éxito más grande su historia. Y cuando eso ocurrió, don Vicente del Bosque no utilizó su triunfo para arrojárselo a los que no creyeron en él, o a los que pusieron en tela de juicio sus decisiones y sus aptitudes como técnico. Sin ningún resentimiento, sin cuentas que ajustar. Convirtió su éxito en la victoria de todos, sin excepción. Eso es carácter.

Los brazos al cielo de Iniesta, el cabezazo imperial de Puyol contra Alemania, los golazos del ‘Guaje’, la traición de Holanda a su propia historia, el sueño roto de Maradona, los misiles teledirigidos del charrúa Forlán, las lágrimas de Ghana, la muerte del “jogo bonito”, el gol fantasma de Inglaterra, el fracaso de Italia o la vergüenza de Francia. El Soccer City de Johannesburgo, Nelson Mandela, el ‘waka waka’ de Shakira, las ruidosas vuvuzelas, el beso de Casillas a su novia periodista en plena entrevista, o el hermano tarado de los balones de fútbol al que llamaron ‘Jabulani’. Son ya imágenes y símbolos del Mundial de 2010, de nuestro Mundial, del de la estrella dorada en el escudo de España. ¿Dónde estabas tú?

domingo, 27 de junio de 2010

Días de vuvuzelas

A pocos días de las vacaciones, noto como en la ciudad, se van quemando las ganas de hablar sobre el Real Zaragoza. Y no sólo porque la ausencia de movimientos del club aragonés en el mercado de fichajes haya convertido la actualidad informativa en un páramo, sino porque ahora, apetece disfrutar del fútbol. Fútbol y nada más. Bueno, con vuvuzelas, qué le vamos a hacer. Por unos días, evitamos pensar en el porterazo que se nos ha escapado rumbo a Portugal, en las renovaciones que no llegan, o en los precios de los abonos que no suben, pero que cuestan más que el año pasado, en plena crisis y con la que está cayendo. En los abucheos que recibió el máximo accionista, Agapito Iglesias, en el programa de radio más escuchado de nuestro país, justo antes de levantarle la voz a uno de los símbolos del zaragocismo, como es Andoni Cedrún, y de volver a dejar en evidencia la imagen del Real Zaragoza. Hoy, nos dan igual el “rojillo” Porquera o que Prieto pinte menos que La Veneno en un convento.

Desde ahora, y durante los próximos días, preferimos centrarnos en la selección española. Regodearnos en el “tiqui taca” que bautizó el maestro Montes y que Luis Aragonés convirtió en leyenda. Dentro de unos días, España puede continuar su camino hacia el sueño de la Copa del Mundo, o haber vuelto para casa. En cualquier caso, disfrutaremos de la pasión del fútbol, del placer de luchar por un objetivo grande, histórico, y de hacerlo con una apuesta por el fútbol ofensivo, con jugadores capaces de convertir en arte lo que tocan y que visten la camiseta de nuestro equipo. Esos futbolistas que nos hacen sentir orgullosos y que pusieron Europa a nuestros pies.

El Mundial de fútbol es lo más grande para los que disfrutamos con este deporte, y no sólo por las esperanzas que tenemos depositadas en nuestra selección. Empieza la parte más bonita del campeonato. La especulación y el fútbol mediocre de la fase de grupos dejarán paso a la emoción del todo o nada. La ilusión de dos países, frente a frente, durante noventa minutos. Por un buen rato, el fútbol se colocará por encima de las miserias que nos acechan cada día. Durante esos minutos, las personas se sienten libres y mandan sus preocupaciones a ese limbo en el que lo único que importa es controlar el indomable Jabulani, y donde se acumulan los motivos para disfrutar de este espectáculo que mueve y une a millones de personas. El “jogo boniten” de Alemania, el ímpetu de México, el orgullo charrúa, las locuras del Diego, la ilusión de los yanquis, las cuentas de Capello, la fuerza de Ghana, la alegría de Brasil, el tulipán mecánico, el “fuerza Chile", la explosión asiática, el batacazo azzurro, o la revolución francesa. En Zaragoza, las cosas pintan feas. Disfrutemos del fútbol, aunque sea por unos días.

viernes, 4 de junio de 2010

Prieto, el chaleco antibalas

El máximo accionista del Real Zaragoza, Agapito Iglesias, no sólo ratificaba a Antonio Prieto como director deportivo del club, sino que además, según el anuncio oficial, pasa a ser “el máximo responsable del área deportiva del Real Zaragoza”. De esta forma, Prieto se convierte en el chaleco antibalas de Agapito Iglesias. Será el que ejerza de portavoz y el que se lleve los mamporros si las cosas salen mal. Se acabó esa frase recurrente de “yo fiché a Fulanito y el otro trajo a Menganito”, que tanto hemos escuchado cuando la presencia de Poschner tenía al club partido por la mitad. Ahora, ya hay un responsable claro y único que tendrá que dar las explicaciones de las decisiones que tome el Real Zaragoza, y al que la afición de La Romareda se podrá dirigir si se repiten errores tan graves como la irresponsable planificación deportiva del verano pasado, que casi acaba con el equipo en Segunda División, y en la que ya participó (se supone) Antonio Prieto como secretario técnico adjunto.

Esta medida forma parte de la teórica distribución de tareas que Agapito Iglesias está llevando a cabo dentro del club, y que en la práctica, es más figurativa que real. En el escuálido organigrama directivo del Real Zaragoza, el máximo accionista y presidente toma todas las decisiones. Nadie se cree que el director deportivo, se llame como se llame, vaya a tener una independencia absoluta, y que su criterio en materia deportiva vaya a estar por encima del máximo accionista. Lógicamente, Prieto asesorará al presidente en las decisiones que afecten a la planificación deportiva, pero al final, tendrá que ejecutar lo que decida Agapito Iglesias, esté o no de acuerdo. La primera prueba de ello, es la renovación del cuerpo técnico. La decisión ha llegado después de unas intolerables semanas de incertidumbre, que han puesto a prueba la paciencia de Gay y de Nayim, dos de las personas que han escrito con sus manos alguno de los episodios más brillantes de la historia del Real Zaragoza, y que merecen un trato más respetuoso.

Así son las reglas del juego en este club. Antonio Prieto las ha aceptado, y ahora, será el que tendrá que responder ante la afición del Real Zaragoza y los medios de comunicación. De cara al exterior, será el responsable del éxito o del fracaso de la planificación deportiva para la próxima temporada, independientemente de cuál haya sido su participación directa en determinadas decisiones, y de su grado de acuerdo con Agapito Iglesias. Una figura de escudo antimisiles que tantos y tantos dueños de clubes de fútbol utilizan para reducir los impactos sobre su persona, y que en el Real Zaragoza, tendrá el nombre de Antonio Prieto. Siempre, y mientras Agapito Iglesias sea el máximo accionista del club, él será el primer y máximo responsable de todos los movimientos que realice la entidad, sean de la naturaleza que sean, o afecten al área que afecten, incluida la deportiva. Según se vaya desarrollando la temporada, es posible que la situación de Prieto no sea fácil ni cómoda. A lo largo del ejercicio, pueden surgir disputas en las oficinas del club, como ya ocurrió la pasada temporada. La única forma de suavizar estos posibles desacuerdos, es que las cosas funcionen. En fútbol, los buenos resultados son la mejor medicina preventiva. Ojalá, Agapito Iglesias acierte con los fichajes.

domingo, 30 de mayo de 2010

Agapito on tour 2010

Una vez explicada la estrategia económica que va a desarrollar el Real Zaragoza, con la que persigue el ambicioso objetivo de recortar 77 millones de deuda en 6 años y acabar con el derroche que ha supuesto su desorbitada política salarial, el presidente y máximo accionista, Agapito Iglesias, ha comenzado su particular gira por la mayoría de medios de comunicación para difundir su renovado mensaje. Un discurso cargado de optimismo y de buenas intenciones. De momento, palabras vacías del que ha perdido su credibilidad por deméritos propios. Un propósito de enmienda que no ilumina la oscura incertidumbre en la que se mueve el club.

Según explica, Agapito Iglesias fundamenta el proyecto deportivo en la base que se formó el pasado mes de diciembre y que logró la permanencia del Real Zaragoza. Pero la realidad es que, en estos momentos, esos cimientos no existen. De los siete refuerzos invernales, sólo siguen vinculados con el club los veteranos Jarosik y Edmilson, que a pesar de su buen rendimiento, poseen un perfil que contradice al de futbolista joven y con hambre que pretende Agapito Iglesias. Las continuidades de Contini, Colunga y Roberto son tan importantes como inseguras, en el momento actual.

En cuanto al portero, leo anonadado una afirmación de Agapito Iglesias en la entrevista de AS: “Roberto no jugaba en enero y no pasaba nada. Luego jugó, pero no digamos que fue la pieza clave…”. Pues deberíamos decirlo. La entrada de Roberto en el equipo no sólo supuso un cambio radical en la defensa, que dejó de recibir goles y comenzó a ganar partidos desde su propia portería, sino que evidentemente, fue uno de las grandes impulsores del renacimiento de un grupo de jugadores inerte que se arrastraba por la Liga. De sus guantes, salieron puntos muy valiosos, sin los cuales, el equipo aragonés no habría logrado la permanencia. Menospreciar la importancia de Roberto en ese equipo es injusto e irresponsable. Quizá, Agapito Iglesias intenta preparar el terreno para la marcha definitiva del guardameta. Sería algo tremendamente impopular y que generaría un mosqueo considerable en la afición, que no se cansó de aplaudir a su portero en La Romareda. Si con esa afirmación, el presidente pretende convencer a alguien de que Roberto no fue clave en la resurrección del Real Zaragoza, se quedará con las ganas. La memoria en el fútbol es corta, pero no tanto.

El nuevo proyecto del club pasa también por ingresar 8 millones de euros en traspasos. Además de Pennant, con cierto caché en Inglaterra (veremos qué equipo “muerde el anzuelo”), el resto de jugadores con posibilidades en el mercado son Ander Herrera, Obradovic y Lafita, futbolistas que deberían ser intransferibles en una planificación sólida. Lafita y Obradovic han atravesado una temporada con muchas dificultades, pero los dos tienen potencial para aumentar el nivel del equipo durante muchos años. El serbio, una vez superados sus problemas, ha demostrado que es un jugador de lujo para la banda izquierda, y que se puede convertir en un futbolista muy importante para el club, con grades opciones de revalorizarse. El caso de Ander Herrera es el más inquietante de todos. La perla de la cantera engloba los valores que, según el propio Agapito Iglesias, necesita el club. Es joven, ambicioso y está comprometido con su equipo y con su tierra. Pero sobre todo, es el futbolista con más talento de la plantilla, y todavía tiene mucho recorrido por delante. Un jugador capaz de abanderar un proyecto en el que la nueva política de austeridad económica no esté reñida con la calidad ni con el buen fútbol que ansía La Romareda. Un buen proyecto deportivo se consolida con buenos futbolistas. Tan difícil y tan sencillo.

jueves, 20 de mayo de 2010

Aprender de los errores

No hay tiempo para descansar. El Real Zaragoza ha finalizado la temporada y ha conseguido salvar los muebles, pero en el momento en el que terminó el partido contra el Villarreal, comenzaba el nuevo proyecto que debe sacar de la mediocridad al club aragonés y devolverle el orgullo de equipo ganador que le ha acompañado durante buena parte de su historia. Sabemos que es más difícil que nunca, porque la caja fuerte del club está llena… de telarañas. Pero el Real Zaragoza compite en las mismas ruinosas condiciones que la mayoría de equipos de Primera División. Y es precisamente en este panorama, donde más brillan los aciertos y peores repercusiones tienen los errores. Prueba de ello es la desastrosa planificación deportiva del pasado verano, que llevó al Real Zaragoza a la más absoluta de las humillaciones, y su posterior reacción, cuando el acierto en los refuerzos invernales sirvió para subsanar las carencias de la plantilla, al menos, para salvar la categoría. Si existe alguna posibilidad de que Agapito Iglesias reconduzca su deficiente gestión, pasa por que no cometa los mismos errores. Está por ver si eso es posible.

Ha acabado la Liga y la estampida de jugadores vuelve a dejar expuestas las necesidades del equipo. La portería ha quedado huérfana. La continuidad de Roberto es una de las grandes prioridades del club, pero el Atlético tiene la última palabra. En previsión de que el fichaje se frustre, el Real Zaragoza debe contemplar otra opción solvente y competitiva. En el último tramo de la temporada, el equipo ha comprobado que los partidos también se ganan desde la portería. El principal mérito post invernal del Real Zaragoza fue cortar la sangría de goles recibidos, que estaba a punto de mandarle Segunda División. Por lo tanto, el portero es clave. Y la defensa, claro. Con Diogo y Obradovic en los laterales, con Ponzio y Pulido (si se confirma su renovación) como defensas polivalentes, y Jarosik y Contini en el centro, los cimientos son aceptables. Falta, al menos, un central fiable para el relevo. O incluso que ocupe el lugar de Jarosik en el equipo titular, lo que supondría que el checo se adaptara a un razonable rol de suplente de garantías.

El centro del campo es la zona más débil del Real Zaragoza. Falta creación y profundidad por las bandas. A pesar de las buenas actuaciones de Gabi, Edmilson y Arizmendi, en el último tramo de la temporada, el equipo está obligado a incorporar efectivos si quiere aumentar su nivel competitivo. Necesita un salto de calidad que le permita disponer de unos recursos más amplios para sorprender a sus rivales. Intensidad y seguridad defensiva, sí, pero también construcción de fútbol y verticalidad en ataque.

En cuanto a la delantera, está claro que el Real Zaragoza necesita un jugador ofensivo de referencia. Es el perfil de futbolista más cotizado del mercado, el que requiere un mayor esfuerzo económico, que el club no puede afrontar en estos momentos. Por eso, parece razonable que el Real Zaragoza se haya lanzado a por la contratación de Clunga, un futbolista resolutivo, que ha marcado siete goles en media temporada, y que ya ha recibido el visto bueno de la afición. Veremos si el Recreativo acepta la oferta de tres millones del club aragonés. El delantero se ha revalorizado notablemente y la del Real Zaragoza, no es la única oferta que maneja el club andaluz.

En definitiva, en las próximas semanas, el Real Zaragoza tomará las decisiones que condicionarán, para bien o para mal, la temporada 2010-2011. El año pasado, las actuaciones de los máximos responsables del club, incluido el entrenador, condenaron al equipo al descenso. Así de claro. Afortunadamente, la huída hacia delante del mes de diciembre sirvió para enmendar una situación que parecía insuperable. Y por cierto, el primer paso es anunciar el entrenador. Da la impresión de que el club no tiene plena confianza en José Aurelio Gay. Si fuera así, habría confirmado su renovación en cuanto el equipo logró la permanencia matemática. Sin entrar a valorar la conveniencia o no de que Gay siga al frente del equipo (sus números sin incontestables), sería triste e injusto que acabara siendo el entrenador “por descarte”, por la imposibilidad de contratar a otro técnico que el club considere más apropiado, y no por que confíe en él para encabezar el nuevo proyecto.

viernes, 9 de abril de 2010

Un último empujón

Quién lo iba a decir. Sólo faltan ocho jornadas para que termine la Liga y las cuentas del Real Zaragoza pasan por lograr tres victorias que confirmen su permanencia en Primera División. El equipo aragonés, con Gay y Nayim en el banquillo, ya ha conseguido lo más difícil. Ahora, le basta con cumplir los plazos que marca el sentido común, para lograr un objetivo que por momentos esta temporada, parecía inalcanzable. Aún así, los jugadores no harían bien en confiarse. El premio está a la vuelta de la esquina, pero si no mantienen su nivel competitivo, pueden romper el motor pocos metros antes de la meta, al más puro estilo Carlos Sainz. No se puede bajar la espada antes de que termine la batalla. Y el cuerpo técnico no lo va a permitir.

Cuando las cosas se hacen bien, el fútbol parece fácil. El Real Zaragoza que comenzó la temporada, fruto de una lamentable planificación deportiva y de una colección de despropósitos, tanto en la gestión del club como en la del ex entrenador, era incapaz de competir con la mayoría de equipos de la categoría. Hizo el ridículo en varios estadios de Primera División, y claro, fue humillado en Madrid y en Barcelona. Y mire usted por dónde, cuando el club tuvo que reaccionar para rehacer una plantilla hundida y abocada al descenso, llegaron las soluciones. Un buen portero, dos centrales solventes, un delantero de referencia, y varios refuerzos que aumentaron el nivel del centro del campo. Los nuevos fichajes impulsaron una dinámica positiva que han aprovechado otros jugadores, como Ponzio, Diogo, Gabi o Arizmendi, para alcanzar su mejor nivel. El Real Zaragoza ha jugado con fuego, pero afortunadamente, la revolución invernal servirá para salvar al equipo... de momento.

Si el Real Zaragoza logra pronto los puntos que necesita, podemos disfrutar de un bonito final de temporada. La emoción es el motor del fútbol, pero llevado a su extremo, termina por fatigar a una afición que lleva sufriendo demasiado tiempo. Seguro que la grada de La Romareda agradecería afrontar unos cuantos partidos sin la presión del descenso sobre su cabeza. Observar, desde la distancia, la crueldad de la lucha por la salvación y sentir el placer de ser un convidado de piedra en las puertas del infierno. Señores, por favor, hagan un último esfuerzo y den a sus aficionados un poquito de tranquilidad, que se lo han ganado.

jueves, 25 de marzo de 2010

Que vuelva el león

Ojo, que la cosa se pone fea. Desde que comenzó la segunda vuelta de la Liga, y hasta hace pocas semanas, el Real Zaragoza había conseguido enderezar su tortuosa trayectoria que le había llevado a las puertas de Segunda División. Las hojas viejas y secas dieron paso a nuevos brotes, que hicieron resucitar al equipo aragonés. Pero en este momento, debido a una acumulación de errores y a un inexplicable conformismo, el Real Zaragoza vuelve a parecerse a ese equipo gris que horrorizó a sus seguidores durante los primeros meses del campeonato.

El nivel competitivo del equipo ha descendido. Defiende mejor, pero casi no marca goles. Y lo que es más preocupante, la agresividad de los futbolistas y la intensidad en el juego se han diluido en algunos partidos. El león se ha ido, y por momentos, hemos vuelto a ver al equipo manso y vulnerable que nos hace temer una recaída de la que sería muy complicado recuperarse.

Por otro lado, los aficionados andan despistados con las decisiones de su entrenador. Especialmente, en el partido contra el Almería. Gay devolvió protagonismo a jugadores que habían pasado desapercibidos en la reacción del equipo. Ante la baja de una pieza básica en la defensa, como es Contini, dio descanso a Diogo, en uno de los partidos más importantes de la temporada. Decisiones que condicionaron el partido, contribuyeron a la derrota, y que han desatado todo tipo de especulaciones en cuanto al criterio y al origen de las decisiones deportivas que se toman en el Real Zaragoza.

El caso es que el equipo aragonés necesita quince puntos más. Es decir, lograr la victoria en cinco partidos de los diez que quedan. Teniendo en cuenta que el Real Zaragoza sólo ha ganado seis encuentros en todo lo que llevamos de Liga, el desafío se antoja extremadamente complicado. Lógicamente, sus rivales directos, el Tenerife y el Valladolid, necesitan más puntos para lograr la salvación, pero aún así, la situación es alarmante, y el calendario, muy exigente. En estos momentos, la pelea por la permanencia se ha reducido a tres equipos, y aunque el Real Zaragoza parte con una ligera ventaja en esta recta final, deberá recuperar su disciplina y su agresividad. A partir de ahora, los errores se pagarán más caros que nunca.

viernes, 26 de febrero de 2010

¿Efecto gaseosa?

Es el temor que tiene ahora mismo cualquier aficionado del Real Zaragoza. ¿La remontada contra el Tenerife y la victoria contra el Sevilla, fueron un punto de inflexión en la trayectoria del equipo, o sólo una reacción aislada y puntual? El Real Zaragoza realizó el mejor partido de la temporada ante el conjunto andaluz, en la Romareda. Con buen fútbol y ante un rival de entidad, dio continuidad a la remontada de Tenerife, que se produjo de una forma más espectacular que sólida. En ese momento, muchos pensaron que el Real Zaragoza iba a dar un salto en la clasificación, impulsado por sus nuevos fichajes. Pero los dos últimos partidos han sacado al conjunto aragonés de su sueño y le han vuelto a colocar en la boca del lobo. Está fuera de la zona de descenso, pero sus rivales directos se alejan todavía más y el grupo de equipos que pelea por la salvación se reduce. Mal asunto.

El Real Zaragoza lleva dos semanas fallando ante rivales directos. La imagen en el partido ante el Valladolid no fue mala. De hecho, el equipo aragonés logró un punto a pesar de jugar con un futbolista menos durante casi media hora. El verdadero golpe llegó tras la derrota contra el Sporting. Era entonces cuando el Real Zaragoza debería haber ofrecido una imagen contundente y fiable, ante un rival que estaba a solo un paso de caer al barro de la lucha por la permanencia. Pero no fue así. El equipo aragonés volvió a recordar al viejo Real Zaragoza, al de antes de que llegaran los siete fichajes de invierno. Sin fútbol, sin ideas y sin carácter ganador.

Ahora, el equipo aragonés vuelve a tener los pies en el suelo. Parece increíble que en la actual situación, en la que el Real Zaragoza apenas está empezando a resolver sus problemas, los futbolistas pudieran confiarse, que bajaran los brazos, gesto inequívoco de suficiencia. Seguramente, los jugadores lo harían de forma inconsciente. Pero lo hicieron, y su entrenador reconoció que el equipo no salió al césped con la actitud más adecuada. Ahora, el Real Zaragoza está obligado a ganar en Getafe. Los tres puntos que se esfumaron ante el Sporting tienen que llegar por otro lado, porque el equipo aragonés tiene que ganar siete partidos más para lograr la salvación, y son muchos.

sábado, 6 de febrero de 2010

Parches sin tela

Decía César Lainez en la tertulia del programa ‘Aragón Deporte’ de Aragón Radio, que no entendía cómo el Real Zaragoza podía fichar a siete futbolistas en el mercado de invierno sin tener dinero. Cómo se podía permitir poner tantos parches sobre los agujeros de su deshilada plantilla. Parches, sin tela. Para el común de los mortales, la economía del fútbol es todo un misterio. Es difícil hacerse una idea de los entresijos que se esconden detrás de las negociaciones por los traspasos de jugadores, y de las piruetas que un club de fútbol es capaz de dar para incorporar futbolistas, a pesar de encontrarse en plena crisis económica y de arrastrar una deuda de más de 70 millones de euros. Cosas del fútbol.

El caso es que, afortunadamente, el Real Zaragoza ha podido incorporar a varios jugadores que vienen a aumentar el paupérrimo nivel del equipo. Es la única oportunidad que tenían los máximos responsables del club de tratar de corregir su negligente planificación deportiva del pasado verano. Por su culpa, y por la del ex entrenador al que encomendaron la función de permanecer al frente del equipo, el Real Zaragoza se dirigía de cabeza a Segunda División. Y no se engañen, todavía está por ver que este brusco volantazo invernal sea suficiente para evitar el trompazo. Esta huída hacia adelante del club representa un arma de doble filo. Las posiciones que se han cubierto en este mercado, así como las salidas que se han producido, eran imprescindibles para mantener la categoría. Lo que ocurre es que todo cambio drástico necesita un tiempo de adaptación, tiempo, que en el caso del Real Zaragoza, a estas alturas de la temporada y en plena competición, no existe. El entrenador, José Aurelio Gay, está obligado a cambiar varias piezas importantes de su motor sin que ninguna chirríe, y además, ganar la carrera. Sin margen de error. Es arriesgado, pero la única posible solución a la dramática situación a la que ha llegado el Real Zaragoza, tras el ineficaz trabajo de sus gestores.

Y buscando el lado positivo de las cosas, algo imprescindible, al menos, para mantener la higiene mental, la afición del Real Zaragoza se agarra a la reacción de Tenerife para recuperar la fe. Apenas fueron siete minutos, pero los tres goles que supusieron la remontada, dentro de una segunda parte aceptable del equipo, espoleó la ilusión, hasta de los más pesimistas. Los nuevos han venido para sumar. Ahora, el Real Zaragoza tiene recursos de los que carecía desde que empezó la temporada. La calidad de Colunga, la velocidad de Eliseu, la constante amenaza de Suazo o la contundencia defensiva de Contini son buenos argumentos. De cara al futuro, será muy importante la calidad profesional de todos los recién llegados, especialmente de los cedidos y de los que sólo han fichado para jugar durante los próximos cuatro meses. Ojalá que esta vez sí, las cabezas pensantes del Real Zaragoza hayan acertado.

jueves, 21 de enero de 2010

Todo se mueve, nada cambia

Llegado el mes de enero, se confirma el hundimiento del Real Zaragoza, culpa de la mala gestión que el club realizó el pasado verano y que dio como fruto una plantilla incapacitada para competir en Primera División. En pocos meses, los máximos responsables han pasado de defender que el Real Zaragoza tenía potencial para quedar entre los diez primeros de la Liga, a deshacerse de medio equipo titular. La desesperación ha propiciado un violento reajuste de la plantilla, algo pocas veces visto en el fútbol de élite a estas alturas de temporada. Seguramente, la única forma de intentar contrarrestar una situación insostenible y abocada, de nuevo, al fracaso.

Ahora, está por demostrar si los futbolistas que llegan tienen la categoría y la implicación necesarias para lograr en la segunda vuelta, casi el doble de puntos que se han conseguido hasta ahora. También está por ver si José Aurelio Gay está capacitado para enderezar el rumbo de este trasatlántico a la deriva llamado Real Zaragoza. De momento, tras cuatro jornadas en el banquillo, ha generado dudas más que razonables. Y vienen dos partidos fuera de casa en los que deberán llegar resultados, o su viaje puede terminar antes de tiempo.

En medio de todo este caos, van pasando de puntillas las jornadas de Liga y las derrotas, que al final son lo único que importa. El Real Zaragoza ni gana, ni mejora. En los últimos partidos, el equipo ha recibido menos goles, pero apenas genera ocasiones de peligro. Dos puntos de doce posibles, y algunos de ellos ante rivales directos (como Espanyol o Xerez), no hacen sino agravar todavía más la situación. Cada jornada que pasa, el Real Zaragoza se aleja más de la salvación.

A pesar de que los máximos responsables del club quieran limpiar su dañada imagen a toda costa, no recuperarán su credibilidad mientras no lleguen los buenos resultados. Y aún así, ya veremos, porque no tiene pinta. Es difícil que la gente se olvide de todo el sufrimiento que han padecido en los últimos años por su culpa. Durante las últimas semanas, el club ha intentado acercarse a la afición con medidas más superficiales que efectivas. Por ejemplo, la puesta en marcha de “La Hoja Deportiva”, que nace, según el club, para servir de vínculo informativo con la afición. Un instrumento más de propaganda que intenta mejorar la imagen de los que al final, son los máximos responsables de esta gravísima situación. El primer número de la revista nos deleita con un monográfico sobre Agapito Iglesias (qué majo sale en las fotos…), quien primero en una carta, y después mediante la transcripción de su encuentro con las peñas, ofrece una peculiar imagen de humildad, que consiste en pedir perdón echando la culpa a los demás. Charlas con los aficionados, entrevistas (aunque no en todos los medios de comunicación) y publicaciones tratando de justificar lo injustificable.

Da la impresión de que todo es más sencillo. Lo único que quieren los aficionados es volverse a sentir orgullosos de su equipo y que cada fin de semana no se convierta en un motivo más de enfado y decepción. Seguro que muchos, la mayoría, cambiaría tanta palabrería y tanto SMS por que las personas que dirigen el Real Zaragoza acertara en sus decisiones, de una vez por todas.