domingo, 30 de mayo de 2010

Agapito on tour 2010

Una vez explicada la estrategia económica que va a desarrollar el Real Zaragoza, con la que persigue el ambicioso objetivo de recortar 77 millones de deuda en 6 años y acabar con el derroche que ha supuesto su desorbitada política salarial, el presidente y máximo accionista, Agapito Iglesias, ha comenzado su particular gira por la mayoría de medios de comunicación para difundir su renovado mensaje. Un discurso cargado de optimismo y de buenas intenciones. De momento, palabras vacías del que ha perdido su credibilidad por deméritos propios. Un propósito de enmienda que no ilumina la oscura incertidumbre en la que se mueve el club.

Según explica, Agapito Iglesias fundamenta el proyecto deportivo en la base que se formó el pasado mes de diciembre y que logró la permanencia del Real Zaragoza. Pero la realidad es que, en estos momentos, esos cimientos no existen. De los siete refuerzos invernales, sólo siguen vinculados con el club los veteranos Jarosik y Edmilson, que a pesar de su buen rendimiento, poseen un perfil que contradice al de futbolista joven y con hambre que pretende Agapito Iglesias. Las continuidades de Contini, Colunga y Roberto son tan importantes como inseguras, en el momento actual.

En cuanto al portero, leo anonadado una afirmación de Agapito Iglesias en la entrevista de AS: “Roberto no jugaba en enero y no pasaba nada. Luego jugó, pero no digamos que fue la pieza clave…”. Pues deberíamos decirlo. La entrada de Roberto en el equipo no sólo supuso un cambio radical en la defensa, que dejó de recibir goles y comenzó a ganar partidos desde su propia portería, sino que evidentemente, fue uno de las grandes impulsores del renacimiento de un grupo de jugadores inerte que se arrastraba por la Liga. De sus guantes, salieron puntos muy valiosos, sin los cuales, el equipo aragonés no habría logrado la permanencia. Menospreciar la importancia de Roberto en ese equipo es injusto e irresponsable. Quizá, Agapito Iglesias intenta preparar el terreno para la marcha definitiva del guardameta. Sería algo tremendamente impopular y que generaría un mosqueo considerable en la afición, que no se cansó de aplaudir a su portero en La Romareda. Si con esa afirmación, el presidente pretende convencer a alguien de que Roberto no fue clave en la resurrección del Real Zaragoza, se quedará con las ganas. La memoria en el fútbol es corta, pero no tanto.

El nuevo proyecto del club pasa también por ingresar 8 millones de euros en traspasos. Además de Pennant, con cierto caché en Inglaterra (veremos qué equipo “muerde el anzuelo”), el resto de jugadores con posibilidades en el mercado son Ander Herrera, Obradovic y Lafita, futbolistas que deberían ser intransferibles en una planificación sólida. Lafita y Obradovic han atravesado una temporada con muchas dificultades, pero los dos tienen potencial para aumentar el nivel del equipo durante muchos años. El serbio, una vez superados sus problemas, ha demostrado que es un jugador de lujo para la banda izquierda, y que se puede convertir en un futbolista muy importante para el club, con grades opciones de revalorizarse. El caso de Ander Herrera es el más inquietante de todos. La perla de la cantera engloba los valores que, según el propio Agapito Iglesias, necesita el club. Es joven, ambicioso y está comprometido con su equipo y con su tierra. Pero sobre todo, es el futbolista con más talento de la plantilla, y todavía tiene mucho recorrido por delante. Un jugador capaz de abanderar un proyecto en el que la nueva política de austeridad económica no esté reñida con la calidad ni con el buen fútbol que ansía La Romareda. Un buen proyecto deportivo se consolida con buenos futbolistas. Tan difícil y tan sencillo.

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