martes, 25 de agosto de 2009

¡Soy del Partizán!

Hay que reconocerlo. Otra cosa no, pero la capacidad del Real Zaragoza de sorprender al personal es infinita. Y es que esta vez ha logrado superarse, con su “modus operandi” en el fichaje de Ivan Obradovic. Quién les iba a decir a los aficionados zaragocistas que el próximo jueves estarían pendientes del partido del Partizán de Belgrado contra yo que sé quién. Ya resultó extraño que el pasado domingo, el futbolista disputara el encuentro de la liga serbia con su club de origen, cuando su traspaso al Real Zaragoza se hizo oficial el sábado por la mañana. Pero lo que parece incomprensible es que, para sorpresa de todos, también del propio entrenador, Obradovic regrese a su país después de su presentación para jugar, de nuevo con el Partizán, un partido de competición europea. La situación es grotesca. Vamos, que nadie se imagina a Xabi Alonso, por ejemplo, jugando con el Liverpool después de fichar por el Madrid.

Lo primero que viene a la cabeza es qué pasaría si Obradovic, el único lateral zurdo del equipo, se lesionara en este partido. Eduardo Bandrés explicaba que por la misma regla de tres, podría caerse el avión en el que viaja. Vale presidente, por poder, puede pasar. Pero reconocerá usted que la probabilidad de que un futbolista se lesione durante un partido es mucho mayor a la de que sufra una accidente aéreo. En fin, que no hay quién entienda ni lo que ocurre, ni las explicaciones al respecto. Aún poniéndonos en lo mejor y también en lo más probable, en que el futbolista no sufra ningún tipo de lesión (toquemos madera), lo que está claro es que no podrá jugar el próximo sábado con el Real Zaragoza. Su llegada, programada para el viernes, le impedirá entrenarse con el equipo esta semana y lo lógico es que se quede fuera de la convocatoria. A falta de cuatro días para que empiece la Liga, Marcelino sigue esperando dos laterales y al menos, un central. Tiene pinta de que deberá afrontar el partido contra el Tenerife con una defensa muy parecida a la que tantas deficiencias ha mostrado durante la pretemporada, básicamente, por falta de jugadores de nivel. El míster estará contento. Debe tener una úlcera del tamaño del agujero de la capa de ozono, el hombre.

Y éste es sólo el último episodio de una pretemporada extraña, llena de sucesos casi paranormales. La recompra “virtual” de Lafita; los fichajes frustrados de Negredo y Canella, que estaban pero no estaban; o la aparición nocturna de Marko Babic en la concentración del equipo, cuando el club ni siquiera había anunciado su incorporación, son algunos de los misteriosos acontecimientos que han marcado las últimas semanas del Real Zaragoza. Está siendo un verano desconcertante, aparentemente caótico, que inevitablemente, siembra las primeras dudas sobre la planificación deportiva y sobre la gestión del club de cara al inminente retorno del equipo aragonés a Primera División.

viernes, 21 de agosto de 2009

Una jugada maestra

Chapeau. Hay que quitarse el sombrero. A Negredo le ha salido la jugada perfecta. Al final, se marcha al Sevilla, el equipo en el que quería jugar desde el principio. Ante las ofertas del Hull y del Zenit, destinos que no gustaban al jugador, el primer paso era que el Real Madrid accediera a su deseo de quedarse en España, y lo hizo. El Real Zaragoza era una buena opción. Así, el Real Madrid se aseguraba que su delantero siguiera creciendo en la Liga española, ya que en el equipo de Marcelino tendría un puesto de titular indiscutible. Y además, la operación no suponía reforzar a un rival directo en la lucha por el campeonato. Por eso, los dos clubes tardaron poco en alcanzar un acuerdo. Después, fueron los representantes del jugador los que dieron el visto bueno, dejando el fichaje cerrado. O eso pensaba el Real Zaragoza, que ya tenía en sus manos el contrato remitido por el Real Madrid. Mientras los dirigentes del club aragonés dormían felices en su guindo particular y soñaban con Álvaro Negredo marcando goles a diestro y siniestro en La Romareda, se ponía en marcha la segunda parte de la operación. Un movimiento paralelo, al margen tanto del Real Zaragoza como del Real Madrid.

Hacía varias semanas, el Sevilla se había puesto en contacto con Álvaro Negredo ante la posible marcha de uno de sus delanteros, Luis Fabiano. La opción de recalar en un equipo con grandes aspiraciones y que este año jugará en la Liga de Campeones, como el Sevilla, nunca desapareció de la cabeza del jugador. Así las cosas, el acuerdo con el Real Zaragoza fue la herramienta perfecta para provocar la reacción del club andaluz. Fue el instrumento que catapultó a Negredo al Sevilla. Sus dirigentes, presionados por el acuerdo con el Real Zaragoza, sabían que si no se decidían, perderían al jugador. Para Negredo, su fichaje por el club aragonés era la opción más segura, pero la menos buena. Aún así, pasara lo que pasara, el jugador siempre ganaba. Y lo que pasó fue que el Sevilla no quiso perder a Negredo, y sabiendo que tenía el visto bueno del futbolista, llamó a las oficinas de Chamartín. La reacción de la secretaría técnica del club blanco fue de sorpresa, ya que contaba con traspasar al jugador al Real Zaragoza, pero a José María del Nido no le costó mucho trabajo llegar a un acuerdo con su amigo Florentino Pérez. Cuando el Real Zaragoza se quiso dar cuenta, Negredo se había esfumado. Todo quedó en papel mojado, y donde dije digo, digo Diego.

Al final, Negredo jugará donde quería desde el primer momento. Por el camino se queda la credibilidad del Real Zaragoza, que en lo que llevamos de verano, ha fracasado cada vez que ha intentado incorporar a algún jugador importante. Y lo que es peor, también queda pisoteada la ilusión de una afición que habría recibido a Negredo como un ídolo, sólo por haber elegido al Real Zaragoza para jugar esta temporada.

domingo, 16 de agosto de 2009

El efecto Negredo

Es el elegido. La bomba de Agapito. El Real Zaragoza se ha lanzado a por Álvaro Negredo, y aunque se trata de una operación muy complicada, ha pasado de ser un sueño inalcanzable a una posibilidad real. El Real Madrid tiene dos ofertas procedentes de Inglaterra y de Rusia que se acercan a los 18 millones de euros. El traspaso del futbolista supondría un ingreso muy importante para el club blanco que le permitiría, junto al resto de ventas, acometer un último fichaje (Florentino Pérez todavía tiene en mente al francés Ribery).

Pero el Madrid no lo tiene claro. Vender a Negredo por esta cantidad supondría establecer una opción de recompra desorbitada y el club quiere reservarse una posibilidad asequible de recuperar al futbolista. Sin embargo, si el Madrid decide dar su plantilla por cerrada, desaparecerá la urgencia por ingresar dinero y se planteará otro tipo de operación que permita recuperar al delantero el próximo verano por un desembolso menor. Y allí es donde entra el Real Zaragoza, que a su vez, sabe que el futbolista prefiere jugar en España, porque no le convencen ni el Hull City ni el Zenit, los candidatos a hacerse con sus servicios. La operación es muy enrevesada y requiere que se den varias circunstancias favorables que se escapan al control del club aragonés. Pero la posibilidad existe. Depende, en buena medida, del orden de prioridades que establezca el Real Madrid de cara a reforzar su plantilla.

Y dada esta opción, es difícil contener la imaginación y no soñar con una delantera formada por los letales Negredo y Uche, flanqueada por la calidad de Jorge López, Pennant, o Ander Herrera. Negredo, además de ser un fuera de serie, sería un complemento ideal para el perfil de delanteros que tiene ahora mismo el Real Zaragoza en su plantilla. Fuerza física, calidad, remate de cabeza, disparo lejano, intimidación, capacidad para jugar de espaldas a la portería… El abanico de recursos en ataque crecería notablemente y la capacidad ofensiva del Real Zaragoza estaría a la altura de los mejores equipos de la Liga, después claro, del grupo de candidatos a pelear por el título.

Y a todo esto, a pesar de que el “efecto Negredo” ocupe nuestra atención durante estos días, la defensa sigue estando en cuadro. A falta de ¡sólo dos semanas! para que empiece la Liga, aquí no viene nadie, y el entrenador, Marcelino, reconoce que ni ha empezado a trabajar el aspecto defensivo. Claro, no tiene jugadores. Luego, le pediremos que el Real Zaragoza no reciba goles, algo fundamental, por cierto, para el éxito de cualquier equipo de fútbol. Visto lo visto, parece claro que Marcelino deberá establecer las bases defensivas sobre la marcha y con la Liga ya empezada. Nos esperan unas primeras jornadas difíciles. ¿Se imaginan una zaga formada por Canella, Cáceres, Garay y Jesús Gámez? Pues estas eran las primeras opciones. Una línea de lujo que generó mucha ilusión en el entorno del Real Zaragoza y que nunca veremos sobre el césped de La Romareda. Ahora, y sobre todo tras el fiasco de Canella (se ha escapado uno de los mejores laterales de nuestro fútbol), el club aragonés debe darse prisa en tomar decisiones. El tiempo corre.

Mientras la opción de Garay todavía no está descartada (depende del Real Madrid), Miguel Torres es el próximo objetivo. El club blanco quiere sacar tres millones de euros por la venta del lateral derecho y la puja entre varios equipos importantes ha comenzado. Ahora sí, el Real Zaragoza trabaja contrarreloj. Dentro de quince días arrancará la competición oficial y Marcelino necesita, al menos, cuatro jugadores más. Y titulares. Falta por llegar casi medio equipo. La situación da vértigo, pero si al menos uno de esos fichajes es Álvaro Negredo, la espera habrá merecido la pena.

sábado, 8 de agosto de 2009

Con una mano delante y ninguna detrás

“Todavía faltan cosas, sobre todo en defensa, para tener un equipo competitivo, pero soy optimista, y espero que lleguen en los próximos días”. El entrenador del Real Zaragoza, Marcelino García, enviaba este mensaje de tranquilidad en Aragón Televisión, después del partido ante el Recreativo de Huelva, primer amistoso de la pretemporada ante un rival más o menos serio. Y es que, a pesar de que no debe extraerse ninguna conclusión demasiado trascendente a estas alturas de verano, sí que cada día resulta más inquietante la situación de la defensa del Real Zaragoza. El único lateral izquierdo, Paredes, está apartado del equipo; el único lateral derecho, Diogo, lesionado; y la terna de nombres que sonó para reforzar el centro de la zaga (Garay, Cáceres, Henrique…), de momento, se ha estancado en el fichaje del veterano Pablo Amo, que después de una temporada casi en blanco, necesitará una buena puesta a punto para rendir al máximo nivel.

Marcelino parece tranquilo, y prefiere hacer las cosas bien a hacerlas rápido, pero faltan tres semanas para que empiece la Liga y al Real Zaragoza puede pillarle el toro. Es habitual que por estas fechas, los equipos estén pendientes de completar sus plantillas, pero el Real Zaragoza tiene mucho que hacer. Necesita tres defensas titulares y tiempo para trabajar con ellos. Y los días pasan y aquí no viene nadie. Ni Canella, un pedazo de futbolista, que se despidió de sus compañeros del Sporting para poner rumbo a Zaragoza, y dos días después, para sorpresa de todo el mundo, volvió a entrenarse a las órdenes de Preciado. “Ojalá venga”, dijo Marcelino después del partido. No es de extrañar. Ver a Pablo de Barros jugar de lateral es de chiste, aunque estemos en pretemporada.

Como era de esperar, nada brilló sobre el césped del Colombino, en el primer partido amistoso en condiciones de la pretemporada, salvo las nuevas camisetas amarillas fosforito del Real Zaragoza. Aún así, del centro del campo en adelante, el equipo tiene buena pinta. Abel Aguilar estuvo discreto, pero sabe lo que tiene que hacer cuando el juego pasa por sus pies. Está capacitado para marcar los tiempos, es difícil que pierda un balón y desplaza la pelota con buen criterio. Pennant y Uche animaron el segundo tiempo. Son dos futbolistas rápidos y verticales, y pueden encontrar su sitio en La Romareda. Aunque claro, todo parece más fácil cuando Jorge López juega por el centro. Por lo visto, el sistema de Marcelino no contempla la posición de media punta, y jugadores de la calidad de Jorge López o Ander Herrera, cuyo talento natural crece exponencialmente cuando crean fútbol por detrás de los delanteros, están llamados, sin quererlo, a poner en duda la firme convicción de su entrenador. El debate no tardará en llegar.

lunes, 3 de agosto de 2009

El momento del cambio

Va a ser extraño ver a Zapater jugar al fútbol con una camiseta que no sea la del Real Zaragoza. Siempre es difícil deshacerse de los símbolos, de las señas de identidad, y más en el fútbol, donde es muy complicado contar con jugadores que hablen con el acento de la tierra.

Pero a veces, los cambios sirven para avanzar. El vínculo entre el Real Zaragoza y Zapater se había vuelto, desde hacía tiempo, estéril, infructuoso. El sobresaturado centro del campo del Real Zaragoza relegaba a Zapater a la tediosa función de competir por el lateral derecho. La resignación, la imposibilidad de progresar, y el consiguiente estancamiento son peligrosos aliados en la carrera de un jugador tan joven, y con tanto fútbol por delante. Su marcha a Italia le va a permitir crecer personal y profesionalmente. Le dará la oportunidad de reivindicarse, de empezar de cero, aunque las lágrimas en su despedida sienten como latigazos en la espalda de la afición, que inevitablemente, le echará de menos.

Pero dejando atrás las reacciones viscerales, y pensando con la cabeza de fría, podemos vislumbrar un futuro positivo para Alberto Zapater. Desde ahora, tendrá la oportunidad de jugar sin ninguna presión emotiva, sin tener que dar explicaciones, más allá de su propio rendimiento partido a partido. De repente, cogerá un avión y desaparecerán los estigmas, el peso extra que conlleva ser el de aquí, el de casa, el abanderado del equipo. Eso ya pasó, y Alberto Zapater tiene la oportunidad de rehacerse como futbolista en un buen equipo, el Génova, que el año pasado acabó en la quinta posición del Scudetto, y que por lo tanto, jugará en Europa esta temporada.

El Real Zaragoza, por su parte, quiere invertir el dinero de la venta de Zapater en uno de los mejores defensas de nuestra Liga, Roberto Canella, del que, si finalmente logra su fichaje, obtendrá cuantiosos beneficios en un futuro. Sí, el club, también gana. Se marcha un futbolista íntegro, zaragocista. Y para muestra, su despedida. Y no sólo por sus lágrimas, sino por sus palabras. Ni un atisbo de rencor, enfado, o disconformidad. Sólo agradecimiento y cariño. Todo un compromiso de fidelidad eterna hacia una afición, un club, y un equipo, que siempre serán suyos.