domingo, 20 de septiembre de 2009

Cuando la necesidad ahoga

Podríamos ampararnos en la mala suerte y zanjar el asunto. La fortuna le ha dado la espalda al Real Zaragoza y la lesión para toda la temporada de Uche le ha dejado sin delanteros, pobrecito. Para pobre, el jugador nigeriano, que tiene por delante cerca de ocho meses infernales hasta que vuelva a sentirse futbolista. Pero el Real Zaragoza no es ninguna víctima. Su delicada situación actual es fruto de una plantilla corta y descompensada que la dirección deportiva no reforzó lo suficiente durante el pasado verano. El entrenador se cansó de decir que necesitaba un delantero y rogaba al cielo para que el equipo no sufriera ninguna lesión importante. Pues ya ves.

Esto es fútbol. La suerte le llega, normalmente, al que la busca y la merece, y a pesar de que la lesión de rodilla de Uche es una desgracia, sus consecuencias, el grado de perjuicio que va a tener para el equipo, podría haberse paliado, en buena medida, con una planificación deportiva más ajustada a las necesidades de la plantilla. Al final, no llegó el delantero de referencia y el equipo lo necesitaba. El 31 de agosto, el Real Zaragoza se quedó con cinco segundos puntas, uno de ellos lesionado (Braulio), otro, contemplando su futuro lejos de La Romareda (Ewerthon) y otro, con su fichaje en los despachos (Lafita). Y el más importante, la baza personal de Marcelino y el que contaba con toda su confianza, Uche, ya no está. Ahora, habrá que rebuscar el mercado en busca de segundas opciones y de jugadores descartados por otros equipos. Más difícil todavía.

Pero aquí no queda la cosa, porque también deberían haber llegado un central y un lateral. Y en la tercera jornada de Liga, las vergüenzas del Real Zaragoza ya se han quedado al aire. Con la lesión muscular de Pablo Amo, Pavón y Ayala vuelven a la defensa titular. Sí, los mismos centrales con los que el Real Zaragoza descendió a Segunda. Y además, con Laguardia en el Mundial Sub 20, Ponzio se queda como única opción para el lateral derecho. Sí, tendrá que jugar en esa posición donde no rindió en Primera División años atrás, y que acabó con su vuelta a Argentina. Leo fue una de las claves del ascenso jugando en el centro del campo y la ausencia de futbolistas le condena a volver al lateral. Injusto para él y peligroso para el equipo, no por lo que pierde en defensa, porque Ponzio siempre cumple, sino por lo que deja de ganar en el medio centro.

El Real Zaragoza está cogido con alfileres. No tiene cubiertas todas las posiciones y en Primera División, las debilidades se pagan. Después de una pretemporada plagada de ilusiones y de buenas intenciones, el club aragonés se ha conformado con opciones que fracasaron en el pasado, y que le condenaron al descenso de categoría. Algunos de los jugadores llamados a ser suplentes en un equipo de garantías para competir en primera División, como Ayala, Laguardia, Gabi, Arizmendi o Ewerthon, son, ahora mismo, imprescindibles. Será difícil, en consecuencia, que no vuelvan a repetirse viejos defectos, antiguas carencias que el Real Zaragoza ha sido incapaz de superar.

martes, 1 de septiembre de 2009

Ajo y agua

Se acabó, no queda otra. Llegó la media noche, sonaron las 12 campanadas y la carroza se convirtió en calabaza. El entrenador del Real Zaragoza, Marcelino, lo había dejado muy claro días atrás. “El 31 de agosto tiene que haber, al menos, un central, un lateral y un delantero más”. Pues nada de nada. Los fichajes que faltaban por llegar no eran simples retoques para completar un equipo ya formado, sino incorporaciones necesarias para completar y compensar la plantilla. Y lo que también es preocupante, cuatro jugadores descartados, que el entrenador apartó en pretemporada, se han quedado en el equipo. “No quieren jugar al fútbol”, dice contrariado Marcelino, al que se le ve la decepción en los ojos. El vestuario se puede convertir en una caja de bombas.

El caso es que, quien más quien menos, esperaba algún fichaje de última hora que ilusionara a la sufrida afición zaragocista, pero las gestiones de la dirección del club han fracasado. Ya sea por los errores cometidos en las estrategias de negociación, o por las discrepancias entre la propia dirección y el entrenador a la hora de cerrar alguna incorporación durante el verano, el potencial de la plantilla del Real Zaragoza ha quedado muy limitado. Y a pesar de que los recursos del equipo aragonés no son inferiores a los del resto de plantillas que van a luchar por eludir el descenso, es comprensible la decepción que ha generado el último día de mercado.

La pretemporada que ya ha terminado ha dejado muy dañada la imagen del Real Zaragoza. Ha quedado de manifiesto que los futbolistas ya no contemplan al club aragonés como uno de sus destinos prioritarios, justo lo contrario que ocurría hace pocos años. Las conocidas dificultades económicas, unidas a algunos episodios dantescos que hemos vivido durante el verano, como los fichajes frustrados de Negredo y Canella, la incorporación nocturna del futbolista/traductor Babic, la marcha de Obradavoic a jugar con su ex equipo después de ser presentado con el Real Zaragoza, o el conflicto con el Deportivo por la recompra de Lafita, han desgastado sobremanera la imagen institucional del club. Eso, por no echar la vista más atrás y recordar el ridículo que supuso la sentencia desfavorable en el ‘caso Matuzalem’, o la venta de Diego Milito por cuatro duros al Genoa. Son algunos de los acontecimientos que han ensuciado el prestigio del Real Zaragoza, tanto dentro como fuera de nuestro país, y que debe llevar a los dirigentes del club a realizar una profunda reflexión.