viernes, 18 de diciembre de 2009

La oscura estrategia del "sálvese quien pueda"

Desde que el Real Zaragoza comunicó su decisión de destituir al entrenador, Marcelino García, hemos asistido a un lamentable espectáculo en el que ambas partes han sacado a pasear su colección de trapos sucios, con la única intención de desprestigiar al otro implicado y de eludir responsabilidades. Tanto el ex entrenador como los máximos responsables de la entidad, han emprendido una estrategia de "sálvese quien pueda", que ha dañado la imagen de todos los estamentos del club. La gente no es tonta. Sabe reconocer las mentiras y es difícil de engañar, a pesar de que haya quien piense lo contrario.

El cóctel molotov que lanzó Marcelino el día anterior al partido contra el Athlétic, supuso un acto de egoísmo atroz. El barco comenzó a arder y fue el primero en abandonarlo. De hecho, su estrategia puso a la directiva a los pies de los caballos, y la afición de La Romareda, harta de tantos fracasos, se volvió al placo, pañuelos en mano. Eso sí, los 3 puntos se quedaron por el camino y el equipo cayó a la zona de descenso. Durante los días siguientes a su cese, Marcelino se ha dedicado a airear interioridades del club y a agudizar la división social. Ojo, seguro que muchas de las cosas que dice son ciertas, pero lo más elegante, después de su destitución, hubiera sido despedirse y desaparecer, no prolongar una batalla que sólo perjudica al Real Zaragoza.

Lo mismo se puede decir del club. Los máximos dirigentes quisieron contrarrestar la estrategia de Marcelino con un discurso dedicado a señalar al entrenador como único culpable de los problemas. Muchas acusaciones y poca autocrítica. Claro que el técnico ha sido destituido con el equipo en descenso, los números son incontestables, pero el análisis no puede quedarse en que muerto el perro, se acabó la rabia. Al fin y al cabo, Marcelino no estaba cuando el Real Zaragoza descendió a Segunda División. El club aragonés ha hecho muchas cosas mal en las últimas temporadas y la credibilidad de los directivos va menguando al ritmo con el que los entrenadores van cruzando la puerta de salida. Cinco técnicos en dos temporadas son demasiados.

Y por si fuera poco, el club continúa enviando mensajes contradictorios, lo que aumenta la incertidumbre de sus aficionados. El pasado domingo, el presidente del Real Zaragoza, Eduardo Bandrés, aseguró en el programa ‘La Jornada’ de Aragón Televisión que José Aurelio Gay se hacía cargo del equipo de forma interina y provisional. Pocos días después, el director general, Poschner, contradecía categóricamente las palabras del propio presidente, y aseguraba que Gay es una opción para quedarse en el banquillo, además de confirmar su presencia en el Bernabeu. Eduardo Bandrés es una persona con capacidad y recursos de sobra para crear, mantener y defender el discurso que acuerde el club, y no le habrá hecho ninguna gracia que Poschner le haya puesto en evidencia. Bandrés ha hecho el ridículo en este asunto, le han dejado con el culo al aire, y es su credibilidad la que queda dañada en el peor momento, cuando buena parte de la afición que acude a La Romareda pide a gritos su cabeza.

martes, 1 de diciembre de 2009

De oca a oca, y palmo porque me toca

Después de la decepcionante derrota del Real Zaragoza contra Osasuna en la Romareda, se acercan dos partidos muy importantes, cuyas consecuencias, en caso de producirse resultados negativos, pueden ser mucho más trascendentes que los seis puntos que habrá en juego. El equipo aragonés, perdido y desorientado en un laberinto del que parece no poder salir, visitará el campo del Mallorca, y después, recibirá al Athletic. Son dos equipos que, para algunos, no están por encima del Real Zaragoza en cuanto a calidad ni a potencial, pero que mire usted por dónde, el primero se encuentra en puestos europeos, y el segundo, el Athletic, ya le saca ocho puntos de ventaja al conjunto aragonés. Son equipos que, con lo que tienen, funcionan. Mucho más de lo que se puede decir de Marcelino y los suyos.

Con la estadística en la mano, el Real Zaragoza lo tiene crudo. Nadie ha ganado en el Ono Estadi. El equipo mallorquín suma seis victorias en Liga y otra en Copa. Ojo, diecisiete goles a favor y sólo ¡dos en contra! Vamos, que teniendo en cuenta la marcha del conjunto aragonés lejos de La Romareda, cualquiera apostaría por un 1 fijo en la quiniela. Claro que el Real Zaragoza puede puntuar en Mallorca, e incluso ganar, pero a los jugadores les toca luchar contra todos los elementos para evitar un mal resultado, que siendo realistas, no haría sino reafirmar la caída del equipo.

¿El Real Zaragoza está capacitado para romper su mala trayectoria en uno de los campos más complicados de Primera División? Más le vale. Tiene que sumar cuatro puntos en los próximos dos partidos, y además, demostrar que tiene fuerza y corazón para superar esta situación. Si no, la riada puede llevarse a más de uno por delante. En el fútbol, todos sabemos cómo empiezan las tormentas, pero nadie puede predecir cómo terminarán, ni cuales serán sus consecuencias.

“No pasa nada, todavía estamos lejos del descenso y hay equipos muy malos. El Real Zaragoza no tendrá problemas para mantenerse”. ¿Les suena? Sí, muchos pensamos lo mismo hace dos temporadas. Con una diferencia sustancial. Entonces, en el Real Zaragoza jugaban Diego Milito, Oliveira y Sergio García, y ni ellos pudieron evitar el descenso. Por el bien del club aragonés, ojalá que éste no sea su mayor argumento. “Hay varios equipos peores”. Error. Eso se demuestra en el campo. La autocomplacencia es un analgésico que calma el dolor y la preocupación, pero que no soluciona los problemas.

martes, 24 de noviembre de 2009

La trilogía del mal fútbol

El Real Zaragoza ha sido incapaz de marcar un gol más que el Málaga, colista de Primera División y el peor equipo de la categoría, en más de 270 minutos de juego. Tres partidos en los que el equipo aragonés ha quedado eliminado de la Copa y ha vuelto a demostrar sus carencias, que son todavía más grandes fuera de casa. El Real Zaragoza y el Málaga han protagonizado una tediosa trilogía, cuyo parecido con lo que la mayoría entendemos por fútbol, es mera coincidencia. Vamos, que si los partidos se hubieran proyectado en una sala de cine, los asistentes hubieran exigido, y con razón, que les devolvieran su dinero. ¡Qué desastre!

El partido del pasado domingo, el último de la saga, fue, seguramente, uno de los peores que se podrán ver esta temporada en Primera División. La única forma que encontró el Málaga de revolucionar el encuentro fue dar puñetazos y escupir a sus rivales. Por cierto, ojalá la Liga tuviera valor para intervenir de oficio y sancionar duramente a cualquier jugador que escupe a otro en la cara. A los dirigentes del fútbol se les llena la boca cuando hablan del “fair play” y de los valores del deporte, y luego no se atreven a sancionar comportamientos tan censurables como el que tuvo Apoño en la Rosaleda.

El caso es que el Real Zaragoza está agotando la fe de sus aficionados. Y es que, a estas alturas, todos entendamos y hemos asumido que la plantilla del conjunto aragonés es muy limitada y que sólo puede aspirar a luchar por mantener la categoría. Pero la imagen que ha mostrado en los partidos contra el Málaga ha estado muy alejada de la exigencia que debería tener cualquier equipo de fútbol. Y las explicaciones del entrenador sobre el lo determinante que ha podido resultar el mal estado del terreno de juego o la influencia de la suerte, tienen poco peso. Claro que el campo era un patatal, pero el mal juego del Real Zaragoza es una constante en casi todos los partidos de esta temporada, más allá de la calidad del césped. Y en cuanto a la suerte… en Málaga también se lamentan por el presunto penalti que el árbitro señaló sobre Lafita. Cada uno ve las cosas a su manera, pero en cualquier caso, no son argumentos lo suficientemente contundentes como para explicar la pobre imagen del equipo.

Así las cosas, el partido del próximo domingo contra Osasuna se antoja fundamental para dar un golpe de autoridad en casa. Se verán las caras dos equipos empatados a todo: a puntos, a victorias, a derrotas e incluso a bajas. Una oportunidad perfecta para quitarse de en medio, aunque sea de forma temporal, a un rival directo. Y tratándose de Osasuna, con más razón todavía, por aquello de la rivalidad. Se están escapando muchos puntos ante equipos de la zona baja de la clasificación y el Real Zaragoza necesita hacer granero. La Liga es muy larga, y en la segunda vuelta, todos los grandes tienen que pasar por La Romareda. Es ahora cuando el equipo aragonés debe tejer la red que le permita salvar la vida, en caso de caída.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Se acaban las balas

Pronto le llegan las urgencias al Real Zaragoza y a su entrenador, Marcelino García. Después de la eliminación de la Copa del Rey, el Málaga, colista de Primera División, volverá a medir el nivel del equipo. Y dependiendo de lo que suceda en La Rosaleda, la visita de Osasuna de la semana siguiente puede convertirse en un partido a vida o muerte para cuerpo técnico.

Después de diez jornadas, el Real Zaragoza no ofrece buenas sensaciones. Ha dejado escapar muchos puntos contra rivales directos y ha recibido goleadas, que a pesar de ser contra quipos grandes, han golpeado con fuerza la moral de la afición. Además, la eliminación copera, al margen de que este torneo no fuera una prioridad tal y como están las cosas, también resultó dolorosa, porque el equipo aragonés fue incapaz de ganar al último clasificado, aunque fuera en alguno de los dos partidos.

Sin embargo, uno observa los números de este primer tramo de la temporada y son consecuentes con las posibilidades reales del equipo y con las carencias que arrastra la plantilla desde que comenzó la campaña. El Real Zaragoza tiene a siete equipos por debajo, está cuatro puntos por encima del descenso y tiene a un partido de distancia a la mayoría de rivales directos. ¿A alguien le extraña que sea el segundo equipo más goleado de la categoría con la defensa que tiene? Veintiún goles en contra en diez partidos son demasiados, pero es lógico. La defensa del Real Zaragoza no tiene lateral derecho, sus centrales titulares están entre los más lentos de Primera y el único lateral izquierdo es un futbolista que no cuenta con la confianza del entrenador. En fin, nada nuevo.

Y es que, por desgracia, la Liga comienza y en ocasiones, nos olvidamos de lo que se ha hecho mal durante el verano. Todas las miradas se dirigen al entrenador, que durante la competición, es el máximo responsable del rendimiento del equipo. No digo que Marcelino no se haya equivocado. Lógicamente, tiene que responder por los resultados. Por eso le pagan, entre otras cosas. Pero, ¿el Real Zaragoza tiene equipo para hacer algo más? Cada domingo, comprobamos que no. ¿Con otro entrenador jugaría mejor? No lo podemos saber, pero da la impresión de que las carencias de la plantilla están por encima de las virtudes de cualquier técnico. La gestión del club dio como fruto una plantilla justa, descompensada y con poca calidad. Por lo que hemos visto hasta ahora, el Real Zaragoza sólo está capacitado para correr, luchar y ganar, con dificultades, a alguno de sus rivales directos. Y difícilmente saldrá de esta dinámica. Olvídense, no hay para más. Y conviene que lo recordemos de cara a los próximos partidos. Esta temporada requiere paciencia, resignación y tener los pies en el suelo. Qué le vamos a hacer.

martes, 20 de octubre de 2009

Cuestión de actitud

Los que en alguna u otra ocasión hemos defendido que Ewerthon debería jugar más minutos en este Real Zaragoza, no podemos evitar sentirnos decepcionados después del partido contra el Racing. No es que ya no pensemos que el delantero brasileño tiene más gol que los otros atacantes del equipo, porque lo seguimos creyendo, pero hay algo más importante: el compromiso y el trabajo. Los goles de Ewerthon pueden ser importantes para el equipo, pero si el brasileño sale al campo a pasar la tarde en vez de a competir, no servirá para el Real Zaragoza, como no serviría para ningún equipo de Primera División.

Y es que el partido cambió radicalmente cuando Ewerthon entró al terreno de juego el pasado domingo. El trabajo defensivo del Real Zaragoza comienza por la presión de sus delanteros y si hay un solo jugador que no mantiene esa disciplina táctica, el equipo se descompone. Aquí no basta con hacer tres o cuatro desmarques y tirar un par de veces a puerta. La posición de delantero en este equipo, tal y como la concibe Marcelino, requiere mucho desgaste físico y una gran capacidad de sacrificio, un trabajo que hasta ahora, Arizmendi ha hecho como nadie. Tampoco sería justo señalar a Ewerthon como único culpable de la remontada del Racing, pero más allá del resultado, lo que se vio sobre el terreno de juego fue a un futbolista desconcentrado, poco solidario y nada implicado en el juego del equipo.

La situación de Ewerthon en el Real Zaragoza es complicada. Sabe que su entrenador no confía en él, que el club le quiere fuera y que su trayectoria en el conjunto aragonés se acabará esta temporada, veremos si en diciembre o en junio. Así las cosas, para que la relación entre el brasileño y el Real Zaragoza no termine siendo insostenible, Ewerthon tiene que cambiar el chip y realizar un ejercicio de profesionalidad. Y no sólo para aportar cosas positivas al club que le paga, sino también por su propio interés, ya que su rendimiento esta temporada determinará la calidad de las ofertas que recibirá de cara al año que viene. Lo que está claro es que si su actitud y su compromiso no varían de lo visto el pasado domingo en La Romareda, las voces que defienden a Ewerthon se irán apagando, como se apagó el Real Zaragoza en el último tramo del partido.

jueves, 8 de octubre de 2009

Falta pegada

Vaya por delante que esta reflexión no pretende ser una crítica a Javier Arizmendi, en estos momentos, delantero titular del Real Zaragoza. El tío se deja la piel y aporta muchas cosas al equipo, sobre todo trabajo y sacrificio, algo muy valorado por su entrenador. Desde la derrota ante el Valladolid, el conjunto aragonés ha jugado buenos partidos y Arizmendi ha contribuido a ello. Pero falta gol. Y en Primera División, afrontar los encuentros con una delantera inefectiva de cara a portería es conceder demasiada ventaja al rival.

Que conste también, que la desconfianza que ha generado Ewerthon en el cuerpo técnico y en el club es comprensible. Al fin y al cabo, el brasileño llegó con una oferta para abandonar al equipo y transmitió al Real Zaragoza su intención de marcharse, una operación que tanto el club como el entrenador consideraban interesante, por las posibilidades en el mercado que podía abrir la venta del futbolista. Su marcha atrás influyó negativamente en la configuración de la plantilla y trastocó los planes del equipo, aunque el jugador también tiene su versión de por qué se replanteó abandonar el club a última hora.

El caso es que a día de hoy, con Uche lesionado para toda la temporada y con el perfil de delanteros que hay en la plantilla, la titularidad de Ewerthon se convierte en una necesidad. No sólo porque marcó 28 tantos la pasada temporada, sino porque este año sólo ha necesitado un puñado de minutos para dar una asistencia y para marcar un gol. Puede que no sea el delantero de referencia perfecto para un equipo de Primera División, pero sí que es el único que tiene gol en sus botas. Una cualidad muy preciada, a pesar de que Ewerthon deje mucho que desear en otras facetas del juego. Cuando el brasileño coge el balón, el rival sabe que puede acabar en la red, y ese peligro constante es una gran baza para el Real Zaragoza. Y si el club o el entrenador no quieren contar con el brasileño, que fichen a otro y que demuestre que es capaz de marcar más goles que él. Hasta que ésto suceda (veremos si el club se lanza al mercado para sustituir la ficha de Uche), el gol en este equipo tiene nombre brasileño. ¿Se merece Arizmendi quedarse en el banquillo? De ninguna manera. Puede ser un excelente segundo punta, aunque eso es cosa de Marcelino.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Cuando la necesidad ahoga

Podríamos ampararnos en la mala suerte y zanjar el asunto. La fortuna le ha dado la espalda al Real Zaragoza y la lesión para toda la temporada de Uche le ha dejado sin delanteros, pobrecito. Para pobre, el jugador nigeriano, que tiene por delante cerca de ocho meses infernales hasta que vuelva a sentirse futbolista. Pero el Real Zaragoza no es ninguna víctima. Su delicada situación actual es fruto de una plantilla corta y descompensada que la dirección deportiva no reforzó lo suficiente durante el pasado verano. El entrenador se cansó de decir que necesitaba un delantero y rogaba al cielo para que el equipo no sufriera ninguna lesión importante. Pues ya ves.

Esto es fútbol. La suerte le llega, normalmente, al que la busca y la merece, y a pesar de que la lesión de rodilla de Uche es una desgracia, sus consecuencias, el grado de perjuicio que va a tener para el equipo, podría haberse paliado, en buena medida, con una planificación deportiva más ajustada a las necesidades de la plantilla. Al final, no llegó el delantero de referencia y el equipo lo necesitaba. El 31 de agosto, el Real Zaragoza se quedó con cinco segundos puntas, uno de ellos lesionado (Braulio), otro, contemplando su futuro lejos de La Romareda (Ewerthon) y otro, con su fichaje en los despachos (Lafita). Y el más importante, la baza personal de Marcelino y el que contaba con toda su confianza, Uche, ya no está. Ahora, habrá que rebuscar el mercado en busca de segundas opciones y de jugadores descartados por otros equipos. Más difícil todavía.

Pero aquí no queda la cosa, porque también deberían haber llegado un central y un lateral. Y en la tercera jornada de Liga, las vergüenzas del Real Zaragoza ya se han quedado al aire. Con la lesión muscular de Pablo Amo, Pavón y Ayala vuelven a la defensa titular. Sí, los mismos centrales con los que el Real Zaragoza descendió a Segunda. Y además, con Laguardia en el Mundial Sub 20, Ponzio se queda como única opción para el lateral derecho. Sí, tendrá que jugar en esa posición donde no rindió en Primera División años atrás, y que acabó con su vuelta a Argentina. Leo fue una de las claves del ascenso jugando en el centro del campo y la ausencia de futbolistas le condena a volver al lateral. Injusto para él y peligroso para el equipo, no por lo que pierde en defensa, porque Ponzio siempre cumple, sino por lo que deja de ganar en el medio centro.

El Real Zaragoza está cogido con alfileres. No tiene cubiertas todas las posiciones y en Primera División, las debilidades se pagan. Después de una pretemporada plagada de ilusiones y de buenas intenciones, el club aragonés se ha conformado con opciones que fracasaron en el pasado, y que le condenaron al descenso de categoría. Algunos de los jugadores llamados a ser suplentes en un equipo de garantías para competir en primera División, como Ayala, Laguardia, Gabi, Arizmendi o Ewerthon, son, ahora mismo, imprescindibles. Será difícil, en consecuencia, que no vuelvan a repetirse viejos defectos, antiguas carencias que el Real Zaragoza ha sido incapaz de superar.

martes, 1 de septiembre de 2009

Ajo y agua

Se acabó, no queda otra. Llegó la media noche, sonaron las 12 campanadas y la carroza se convirtió en calabaza. El entrenador del Real Zaragoza, Marcelino, lo había dejado muy claro días atrás. “El 31 de agosto tiene que haber, al menos, un central, un lateral y un delantero más”. Pues nada de nada. Los fichajes que faltaban por llegar no eran simples retoques para completar un equipo ya formado, sino incorporaciones necesarias para completar y compensar la plantilla. Y lo que también es preocupante, cuatro jugadores descartados, que el entrenador apartó en pretemporada, se han quedado en el equipo. “No quieren jugar al fútbol”, dice contrariado Marcelino, al que se le ve la decepción en los ojos. El vestuario se puede convertir en una caja de bombas.

El caso es que, quien más quien menos, esperaba algún fichaje de última hora que ilusionara a la sufrida afición zaragocista, pero las gestiones de la dirección del club han fracasado. Ya sea por los errores cometidos en las estrategias de negociación, o por las discrepancias entre la propia dirección y el entrenador a la hora de cerrar alguna incorporación durante el verano, el potencial de la plantilla del Real Zaragoza ha quedado muy limitado. Y a pesar de que los recursos del equipo aragonés no son inferiores a los del resto de plantillas que van a luchar por eludir el descenso, es comprensible la decepción que ha generado el último día de mercado.

La pretemporada que ya ha terminado ha dejado muy dañada la imagen del Real Zaragoza. Ha quedado de manifiesto que los futbolistas ya no contemplan al club aragonés como uno de sus destinos prioritarios, justo lo contrario que ocurría hace pocos años. Las conocidas dificultades económicas, unidas a algunos episodios dantescos que hemos vivido durante el verano, como los fichajes frustrados de Negredo y Canella, la incorporación nocturna del futbolista/traductor Babic, la marcha de Obradavoic a jugar con su ex equipo después de ser presentado con el Real Zaragoza, o el conflicto con el Deportivo por la recompra de Lafita, han desgastado sobremanera la imagen institucional del club. Eso, por no echar la vista más atrás y recordar el ridículo que supuso la sentencia desfavorable en el ‘caso Matuzalem’, o la venta de Diego Milito por cuatro duros al Genoa. Son algunos de los acontecimientos que han ensuciado el prestigio del Real Zaragoza, tanto dentro como fuera de nuestro país, y que debe llevar a los dirigentes del club a realizar una profunda reflexión.

martes, 25 de agosto de 2009

¡Soy del Partizán!

Hay que reconocerlo. Otra cosa no, pero la capacidad del Real Zaragoza de sorprender al personal es infinita. Y es que esta vez ha logrado superarse, con su “modus operandi” en el fichaje de Ivan Obradovic. Quién les iba a decir a los aficionados zaragocistas que el próximo jueves estarían pendientes del partido del Partizán de Belgrado contra yo que sé quién. Ya resultó extraño que el pasado domingo, el futbolista disputara el encuentro de la liga serbia con su club de origen, cuando su traspaso al Real Zaragoza se hizo oficial el sábado por la mañana. Pero lo que parece incomprensible es que, para sorpresa de todos, también del propio entrenador, Obradovic regrese a su país después de su presentación para jugar, de nuevo con el Partizán, un partido de competición europea. La situación es grotesca. Vamos, que nadie se imagina a Xabi Alonso, por ejemplo, jugando con el Liverpool después de fichar por el Madrid.

Lo primero que viene a la cabeza es qué pasaría si Obradovic, el único lateral zurdo del equipo, se lesionara en este partido. Eduardo Bandrés explicaba que por la misma regla de tres, podría caerse el avión en el que viaja. Vale presidente, por poder, puede pasar. Pero reconocerá usted que la probabilidad de que un futbolista se lesione durante un partido es mucho mayor a la de que sufra una accidente aéreo. En fin, que no hay quién entienda ni lo que ocurre, ni las explicaciones al respecto. Aún poniéndonos en lo mejor y también en lo más probable, en que el futbolista no sufra ningún tipo de lesión (toquemos madera), lo que está claro es que no podrá jugar el próximo sábado con el Real Zaragoza. Su llegada, programada para el viernes, le impedirá entrenarse con el equipo esta semana y lo lógico es que se quede fuera de la convocatoria. A falta de cuatro días para que empiece la Liga, Marcelino sigue esperando dos laterales y al menos, un central. Tiene pinta de que deberá afrontar el partido contra el Tenerife con una defensa muy parecida a la que tantas deficiencias ha mostrado durante la pretemporada, básicamente, por falta de jugadores de nivel. El míster estará contento. Debe tener una úlcera del tamaño del agujero de la capa de ozono, el hombre.

Y éste es sólo el último episodio de una pretemporada extraña, llena de sucesos casi paranormales. La recompra “virtual” de Lafita; los fichajes frustrados de Negredo y Canella, que estaban pero no estaban; o la aparición nocturna de Marko Babic en la concentración del equipo, cuando el club ni siquiera había anunciado su incorporación, son algunos de los misteriosos acontecimientos que han marcado las últimas semanas del Real Zaragoza. Está siendo un verano desconcertante, aparentemente caótico, que inevitablemente, siembra las primeras dudas sobre la planificación deportiva y sobre la gestión del club de cara al inminente retorno del equipo aragonés a Primera División.

viernes, 21 de agosto de 2009

Una jugada maestra

Chapeau. Hay que quitarse el sombrero. A Negredo le ha salido la jugada perfecta. Al final, se marcha al Sevilla, el equipo en el que quería jugar desde el principio. Ante las ofertas del Hull y del Zenit, destinos que no gustaban al jugador, el primer paso era que el Real Madrid accediera a su deseo de quedarse en España, y lo hizo. El Real Zaragoza era una buena opción. Así, el Real Madrid se aseguraba que su delantero siguiera creciendo en la Liga española, ya que en el equipo de Marcelino tendría un puesto de titular indiscutible. Y además, la operación no suponía reforzar a un rival directo en la lucha por el campeonato. Por eso, los dos clubes tardaron poco en alcanzar un acuerdo. Después, fueron los representantes del jugador los que dieron el visto bueno, dejando el fichaje cerrado. O eso pensaba el Real Zaragoza, que ya tenía en sus manos el contrato remitido por el Real Madrid. Mientras los dirigentes del club aragonés dormían felices en su guindo particular y soñaban con Álvaro Negredo marcando goles a diestro y siniestro en La Romareda, se ponía en marcha la segunda parte de la operación. Un movimiento paralelo, al margen tanto del Real Zaragoza como del Real Madrid.

Hacía varias semanas, el Sevilla se había puesto en contacto con Álvaro Negredo ante la posible marcha de uno de sus delanteros, Luis Fabiano. La opción de recalar en un equipo con grandes aspiraciones y que este año jugará en la Liga de Campeones, como el Sevilla, nunca desapareció de la cabeza del jugador. Así las cosas, el acuerdo con el Real Zaragoza fue la herramienta perfecta para provocar la reacción del club andaluz. Fue el instrumento que catapultó a Negredo al Sevilla. Sus dirigentes, presionados por el acuerdo con el Real Zaragoza, sabían que si no se decidían, perderían al jugador. Para Negredo, su fichaje por el club aragonés era la opción más segura, pero la menos buena. Aún así, pasara lo que pasara, el jugador siempre ganaba. Y lo que pasó fue que el Sevilla no quiso perder a Negredo, y sabiendo que tenía el visto bueno del futbolista, llamó a las oficinas de Chamartín. La reacción de la secretaría técnica del club blanco fue de sorpresa, ya que contaba con traspasar al jugador al Real Zaragoza, pero a José María del Nido no le costó mucho trabajo llegar a un acuerdo con su amigo Florentino Pérez. Cuando el Real Zaragoza se quiso dar cuenta, Negredo se había esfumado. Todo quedó en papel mojado, y donde dije digo, digo Diego.

Al final, Negredo jugará donde quería desde el primer momento. Por el camino se queda la credibilidad del Real Zaragoza, que en lo que llevamos de verano, ha fracasado cada vez que ha intentado incorporar a algún jugador importante. Y lo que es peor, también queda pisoteada la ilusión de una afición que habría recibido a Negredo como un ídolo, sólo por haber elegido al Real Zaragoza para jugar esta temporada.

domingo, 16 de agosto de 2009

El efecto Negredo

Es el elegido. La bomba de Agapito. El Real Zaragoza se ha lanzado a por Álvaro Negredo, y aunque se trata de una operación muy complicada, ha pasado de ser un sueño inalcanzable a una posibilidad real. El Real Madrid tiene dos ofertas procedentes de Inglaterra y de Rusia que se acercan a los 18 millones de euros. El traspaso del futbolista supondría un ingreso muy importante para el club blanco que le permitiría, junto al resto de ventas, acometer un último fichaje (Florentino Pérez todavía tiene en mente al francés Ribery).

Pero el Madrid no lo tiene claro. Vender a Negredo por esta cantidad supondría establecer una opción de recompra desorbitada y el club quiere reservarse una posibilidad asequible de recuperar al futbolista. Sin embargo, si el Madrid decide dar su plantilla por cerrada, desaparecerá la urgencia por ingresar dinero y se planteará otro tipo de operación que permita recuperar al delantero el próximo verano por un desembolso menor. Y allí es donde entra el Real Zaragoza, que a su vez, sabe que el futbolista prefiere jugar en España, porque no le convencen ni el Hull City ni el Zenit, los candidatos a hacerse con sus servicios. La operación es muy enrevesada y requiere que se den varias circunstancias favorables que se escapan al control del club aragonés. Pero la posibilidad existe. Depende, en buena medida, del orden de prioridades que establezca el Real Madrid de cara a reforzar su plantilla.

Y dada esta opción, es difícil contener la imaginación y no soñar con una delantera formada por los letales Negredo y Uche, flanqueada por la calidad de Jorge López, Pennant, o Ander Herrera. Negredo, además de ser un fuera de serie, sería un complemento ideal para el perfil de delanteros que tiene ahora mismo el Real Zaragoza en su plantilla. Fuerza física, calidad, remate de cabeza, disparo lejano, intimidación, capacidad para jugar de espaldas a la portería… El abanico de recursos en ataque crecería notablemente y la capacidad ofensiva del Real Zaragoza estaría a la altura de los mejores equipos de la Liga, después claro, del grupo de candidatos a pelear por el título.

Y a todo esto, a pesar de que el “efecto Negredo” ocupe nuestra atención durante estos días, la defensa sigue estando en cuadro. A falta de ¡sólo dos semanas! para que empiece la Liga, aquí no viene nadie, y el entrenador, Marcelino, reconoce que ni ha empezado a trabajar el aspecto defensivo. Claro, no tiene jugadores. Luego, le pediremos que el Real Zaragoza no reciba goles, algo fundamental, por cierto, para el éxito de cualquier equipo de fútbol. Visto lo visto, parece claro que Marcelino deberá establecer las bases defensivas sobre la marcha y con la Liga ya empezada. Nos esperan unas primeras jornadas difíciles. ¿Se imaginan una zaga formada por Canella, Cáceres, Garay y Jesús Gámez? Pues estas eran las primeras opciones. Una línea de lujo que generó mucha ilusión en el entorno del Real Zaragoza y que nunca veremos sobre el césped de La Romareda. Ahora, y sobre todo tras el fiasco de Canella (se ha escapado uno de los mejores laterales de nuestro fútbol), el club aragonés debe darse prisa en tomar decisiones. El tiempo corre.

Mientras la opción de Garay todavía no está descartada (depende del Real Madrid), Miguel Torres es el próximo objetivo. El club blanco quiere sacar tres millones de euros por la venta del lateral derecho y la puja entre varios equipos importantes ha comenzado. Ahora sí, el Real Zaragoza trabaja contrarreloj. Dentro de quince días arrancará la competición oficial y Marcelino necesita, al menos, cuatro jugadores más. Y titulares. Falta por llegar casi medio equipo. La situación da vértigo, pero si al menos uno de esos fichajes es Álvaro Negredo, la espera habrá merecido la pena.

sábado, 8 de agosto de 2009

Con una mano delante y ninguna detrás

“Todavía faltan cosas, sobre todo en defensa, para tener un equipo competitivo, pero soy optimista, y espero que lleguen en los próximos días”. El entrenador del Real Zaragoza, Marcelino García, enviaba este mensaje de tranquilidad en Aragón Televisión, después del partido ante el Recreativo de Huelva, primer amistoso de la pretemporada ante un rival más o menos serio. Y es que, a pesar de que no debe extraerse ninguna conclusión demasiado trascendente a estas alturas de verano, sí que cada día resulta más inquietante la situación de la defensa del Real Zaragoza. El único lateral izquierdo, Paredes, está apartado del equipo; el único lateral derecho, Diogo, lesionado; y la terna de nombres que sonó para reforzar el centro de la zaga (Garay, Cáceres, Henrique…), de momento, se ha estancado en el fichaje del veterano Pablo Amo, que después de una temporada casi en blanco, necesitará una buena puesta a punto para rendir al máximo nivel.

Marcelino parece tranquilo, y prefiere hacer las cosas bien a hacerlas rápido, pero faltan tres semanas para que empiece la Liga y al Real Zaragoza puede pillarle el toro. Es habitual que por estas fechas, los equipos estén pendientes de completar sus plantillas, pero el Real Zaragoza tiene mucho que hacer. Necesita tres defensas titulares y tiempo para trabajar con ellos. Y los días pasan y aquí no viene nadie. Ni Canella, un pedazo de futbolista, que se despidió de sus compañeros del Sporting para poner rumbo a Zaragoza, y dos días después, para sorpresa de todo el mundo, volvió a entrenarse a las órdenes de Preciado. “Ojalá venga”, dijo Marcelino después del partido. No es de extrañar. Ver a Pablo de Barros jugar de lateral es de chiste, aunque estemos en pretemporada.

Como era de esperar, nada brilló sobre el césped del Colombino, en el primer partido amistoso en condiciones de la pretemporada, salvo las nuevas camisetas amarillas fosforito del Real Zaragoza. Aún así, del centro del campo en adelante, el equipo tiene buena pinta. Abel Aguilar estuvo discreto, pero sabe lo que tiene que hacer cuando el juego pasa por sus pies. Está capacitado para marcar los tiempos, es difícil que pierda un balón y desplaza la pelota con buen criterio. Pennant y Uche animaron el segundo tiempo. Son dos futbolistas rápidos y verticales, y pueden encontrar su sitio en La Romareda. Aunque claro, todo parece más fácil cuando Jorge López juega por el centro. Por lo visto, el sistema de Marcelino no contempla la posición de media punta, y jugadores de la calidad de Jorge López o Ander Herrera, cuyo talento natural crece exponencialmente cuando crean fútbol por detrás de los delanteros, están llamados, sin quererlo, a poner en duda la firme convicción de su entrenador. El debate no tardará en llegar.

lunes, 3 de agosto de 2009

El momento del cambio

Va a ser extraño ver a Zapater jugar al fútbol con una camiseta que no sea la del Real Zaragoza. Siempre es difícil deshacerse de los símbolos, de las señas de identidad, y más en el fútbol, donde es muy complicado contar con jugadores que hablen con el acento de la tierra.

Pero a veces, los cambios sirven para avanzar. El vínculo entre el Real Zaragoza y Zapater se había vuelto, desde hacía tiempo, estéril, infructuoso. El sobresaturado centro del campo del Real Zaragoza relegaba a Zapater a la tediosa función de competir por el lateral derecho. La resignación, la imposibilidad de progresar, y el consiguiente estancamiento son peligrosos aliados en la carrera de un jugador tan joven, y con tanto fútbol por delante. Su marcha a Italia le va a permitir crecer personal y profesionalmente. Le dará la oportunidad de reivindicarse, de empezar de cero, aunque las lágrimas en su despedida sienten como latigazos en la espalda de la afición, que inevitablemente, le echará de menos.

Pero dejando atrás las reacciones viscerales, y pensando con la cabeza de fría, podemos vislumbrar un futuro positivo para Alberto Zapater. Desde ahora, tendrá la oportunidad de jugar sin ninguna presión emotiva, sin tener que dar explicaciones, más allá de su propio rendimiento partido a partido. De repente, cogerá un avión y desaparecerán los estigmas, el peso extra que conlleva ser el de aquí, el de casa, el abanderado del equipo. Eso ya pasó, y Alberto Zapater tiene la oportunidad de rehacerse como futbolista en un buen equipo, el Génova, que el año pasado acabó en la quinta posición del Scudetto, y que por lo tanto, jugará en Europa esta temporada.

El Real Zaragoza, por su parte, quiere invertir el dinero de la venta de Zapater en uno de los mejores defensas de nuestra Liga, Roberto Canella, del que, si finalmente logra su fichaje, obtendrá cuantiosos beneficios en un futuro. Sí, el club, también gana. Se marcha un futbolista íntegro, zaragocista. Y para muestra, su despedida. Y no sólo por sus lágrimas, sino por sus palabras. Ni un atisbo de rencor, enfado, o disconformidad. Sólo agradecimiento y cariño. Todo un compromiso de fidelidad eterna hacia una afición, un club, y un equipo, que siempre serán suyos.