Después de la llegada de Javier Aguirre al banquillo, los sufridores zaragocistas entraron en un estado de relativo optimismo, en un efecto placebo, que a algunos, les llevó a soñar con una mejora inmediata del equipo. Con un entrenador experimentado, con carácter, con las ideas claras y avalado por sus éxitos en el pasado, que pudiera sacar al Real Zaragoza de la miseria en sólo unos días. Y eso es imposible. No es que Javier Aguirre no esté capacitado para lograr la permanencia con el Real Zaragoza, ni mucho menos, pero está claro que va a necesitar mucho tiempo de trabajo y darle más de una vuelta al equipo titular que trajo en la cabeza desde el primer día, porque como él mismo pudo comprobar en Getafe, hay pocas opciones de sobrevivir en la guerra, si luchas con pistolas de agua.
En el Coliseo Alfonso Pérez, más de lo mismo. El Real Zaragoza volvió a ser un equipo inseguro en defensa, inofensivo en ataque y lento hasta la saciedad en todos sus movimientos. Sólo Bertolo, indiscutible en este equipo, fue capaz de dar verticalidad al juego cansino y falto de ritmo del Real Zaragoza. Realidad, sólo hay una. Y ésta dice que el equipo aragonés ha pasado diez jornadas en la zona de descenso, algo que no ocurría desde hacía más de treinta años. El cambio en el banquillo era necesario y el perfil de Aguirre es, seguramente, adecuado para tomar las riendas. Pero el equipo debe ganar tres partidos en lo que queda de primera vuelta para mantenerse vivo. Y claro, con el nuevo año, deben llegar refuerzos. Lo ideal, uno por línea. Lo imprescindible, un delantero que sepa marcar goles, obvio.
Y así las cosas, el próximo sábado visitará La Romareda el líder de "la otra Liga". Esa en la que no están ni el Real Madrid ni el Barcelona, pendientes de sus ombligos en otra dimensión. Tras ellos, el Villarreal es el equipo que mejor juega con la pelota y el que más goles marca. Una defensa sólida, un centro del campo de fútbol total y un ataque de ensueño. El talento de Cazorla, Cani, Borja, Senna, Rossi o Nilmar, junto al equilibrio que aportan Bruno, Marchena o Gonzalo (Capdevila, lesionado, no jugará en La Romareda). Un equipazo con mayúsculas que se muestra letal ante los errores del adversario y que no ofrece facilidades en defensa. Afortunadamente, en "la otra Liga", la de este planeta, la de los futbolistas de carne y hueso, no hay equipos invencibles. El Villarreal pierde fuerza lejos del Madrigal -no ha ganado en sus tres últimos desplazamientos en la Liga- y la necesidad del Real Zaragoza debería ser un buen aliciente para intimidar a un rival, al que por calidad, será muy complicado superar.
martes, 23 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario